La gran pirueta de Almunia

Don Manuel Almunia, funcionario jubilado, está tan feliz como desconocido. Para sorpresa familiar, el jueves anunció en su domicilio del barrio de Iturrama, en Pamplona, que se iba a los toros Y, vestido de rojo y blanco, se fue a la plaza. Su hijo, que se enteró por teléfono desde la habitación del hotel de Saint Albans, a las afueras de Londres, no oculta que saberlo le hizo feliz: "Él, que no sale nunca, ni por los sanfermines, se va a los toros. Muy contento debe estar", supone, alejado como está del bullicio sanferminero que cada julio acompañó siempre a Manuel Almunia hijo, que de joven corría encierros Estafeta arriba. Hoy, aunque también vestido de rojiblanco, pero de los gunners, reconoce que no ha visto "ni un cuerno".

Para él, en cualquier caso, ése es ahora un problema menor, obsesionado por encontrar una casa y conseguir un coche "con GPS", porque "es la única manera de no perderme" por Londres. Reconoce "vivir en una nube" a la que se subió en abril, cuando en Albacete su representante Joseba Díaz le espetó: "El Arsenal viene un día de estos a verte jugar. Aprieta y no me falles", le rogó. "No le he fallado nunca", asegura Manuel, que siempre sale airoso de las situaciones más complejas.

No exagera. A los ocho años, en el Oberena, se hizo un nombre en el fútbol base pero no fue hasta juvenil cuando le fichó Osasuna. Allí, en Segunda División, fue suplente de López Vallejo, al que reconoce como espejo: "No se lesionaba nunca. Sólo jugué un partido de Copa". No le asustó hacer las maletas, y vivió en Cartagena primero y en Sabadell un año más tarde, cedido por Osasuna. Fue en la Nova Creu Alta donde César Ferrando descubrió a "un porterazo", según le define ahora el técnico del Atlético. "Entrenaba al Gandía o al Valencia B. no me acuerdo, pero me impresionaron entonces sus cualidades. Y hoy digo que si le dan dos partidos no le mueve nadie de la portería del Arsenal en cuatro temporadas".

Fue en el Sabadell cuando decidió que lo mejor era acogerse a la trampa legal de un cambio de residencia y aceptar la oferta del Celta: "Pensé que en Vigo tendría más oportunidades que en Pamplona", se justifica. Sin pretenderlo, le abrió las puertas a Juan Carlos Unzúe para retirarse en su casa: "Le hizo una faena a Osasuna, porque contaban con él". El hoy entrenador de porteros del Barça asegura que Almunia "saldrá adelante en la Premier League, porqu es perfecto para jugar en Inglaterra". Unzúe se refiere al dominio del juego aéreo que tiene Almunia desde siempre, especialmente el año en que alcanzó el Zamora, jugando en el Eibar, cedido entonces por el Celta. No encontró sitio en Vigo y se fue a Huelva. "Soy insuperable haciendo maletas", bromea. "En el Recreativo pasé mi peor temporada", reconoce, porque sólo disputó dos partidos. Pero matiza: "En Huelva encontré un tesoro". Y Ana, la que hoy es su esposa, se sonroja al escucharle. La suerte de Almunia empezó a cambiar al conocerla. Meses después le llamaron desde Albacete. "No creo que exista un club mejor para un futbolista". En el Carlos Belmonte jugó 24 partidos, encajó 28 goles y conoció a César Ferrando, al que le deben una comida para seis por apostar por Almunia en lugar de Roa. "Me jugué un almuerzo si Manuel no fichaba por un grande". César Ferrando comerá gratis. Hace quince días, durante la luna de miel que disfrutaba con Ana en un crucero por el Mediterráneo, sonó el teléfono: "Bájate y coge un avión para Londres", me dijeron. "La primera vez que salgo de España y firmo por el Arsenal".

Mal estudiante, cada día aprende algo de inglés, aunque en Highbury el castellano es ya corriente y el Barça resulta tema de conversación. Manuel es tan culé como Cesc, exazulgrana y hoy compañero suyo, junto a Reyes y Laurent, los otros españoles del Arsenal. Reyes les prometió una tortilla de patatas a la que Manuel y Ana encuentren casa. A cambio, Manuel les llevará a los próximos sanfermines, donde acompañarán a Don Manuel a los toros, todos vestidos, claro, de rojo y blanco, faltaría mas. Que por algo son gunners.