Schumacher alcanza los 100 puntos
Nuevo triunfo del alemán mientras Alonso, décimo, acusa a su equipo de no ayudarle a competir por el podio
Por fin, una gran carrera. Hubo adelantamientos, un grave accidente, entró el safety car (coche de seguridad) en la pista, se confirmó la recuperación de McLaren, y Kimi Raikkonen pareció un líder sólido en las primeras vueltas. Pero al final todo acabó como de costumbre: Michael Schumacher volvió a ganar y Rubens Barrichello fue tercero. El séxtuple campeón se anotó su décima carrera del campeonato sobre 11 tras un duelo con el finlandés de McLaren que no se hubiera producido sin el aparatoso accidente del que Jarno Trulli salió ileso, sin un rasguño, ante el asombro de los espectadores, decepcionados porque su ídolo, Jenson Button, sólo pudo ser cuarto.
Schumacher parece un extraterrestre, capaz de controlar con su fuerza mental y clarividencia el desarrollo de todas las carreras. En Magny Cours, se sacó de la manga una estrategia con cuatro paradas y le quitó el triunfo a un Fernando Alonso que no entendía nada de lo que había ocurrido. Y ayer, en el mítico circuito de Silverstone, el alemán se colocó en cabeza tras sólo 11 vueltas, cuando Raikkonen, que parecía lanzado hacia su primer triunfo del año, entró en boxes por vez primera para repostar, y desde entonces todo el mundo tuvo la certeza de que nadie le apartaría del liderato.
La continuidad de Marc Gené en Williams, muy complicada tras acabar en el puesto 12º
¿Por qué? Simplemente porque es el mejor y cuenta con el mejor equipo, Ferrari. Cuando los demás pilotos se refieren a él, lanzan ya un guiño de resignación, como hizo ayer Alonso antes de comentar: "A Michael hay que presionarle más de cerca y después veremos si comete errores o no. Por ahora se lo ponemos demasiado fácil". Su exhibición comenzó en el momento en que cogió el liderato. Cuando Raikkonen salió de su primera parada, Schumacher fue el más rápido en las cuatro vueltas siguientes, antes de entrar en boxes con una ventaja de 22 segundos, que le permitió no perder la cabeza de carrera. Ya entonces quedó claro que iba a dos paradas. Y realizó la segunda tras doblar al catalán Marc Gené (Williams) en la 37ª vuelta, varias después de que también Raikkonen parara por segunda vez. Cuando Schumacher volvió a la pista, vio por su retrovisor que el finlandés asomaba la cabeza. Y sabía que la carrera estaba decidida. Raikkonen podía alcanzarle, pero tenía por delante el obstáculo de una tercera parada.
Por eso, cuando sólo tres vueltas más tarde, en la 40ª, Jarno Trulli se salió de la pista por un problema en la suspensión trasera, se estrelló contra el muro antes de dar una vuelta de campana que hizo temer lo peor y obligó a que entrara el safety car para neutralizar la carrera, Raikkonen dispuso de una segunda oportunidad. Fue de los primeros en entrar en los talleres y salió cuarto, por detrás de Schumacher y de dos doblados. Le había robado al líder unos 20 segundos y salía con los neumáticos nuevos. Y ni siquiera eso le bastó.
La neutralización pudo cambiar las cosas. Alonso entendió que si su equipo hubiera estado alerta y le hubiera preparado a tiempo su tercer repostaje, justo cuando entró el coche de seguridad, habría podido luchar por el podio. "Debieron avisarme más rápido, porque entonces estaba a pocas curvas de la entrada de boxes y habría sido el primero en entrar", explicó. "Habría vuelto a pista seguramente entre los tres primeros, porque la mayoría de los coches -como al final me ocurrió a mí- debieron entrar una vuelta más tarde. Y mi carrera habría cambiado".
Su indignación era compartida por su entorno, pero no por el equipo. "Nos equivocamos", reconoció Flavio Briatiore, director de Renault, "pero a lo mejor habría ganado una o dos posiciones, las cosas no hubieran cambiado tanto". En aquellos momentos, todo el equipo estaba más pendiente del televisor para comprobar que no le había ocurrido nada a Trulli, su otro piloto, que de lo que estaba haciendo Alonso. "Al menos, han reconocido su error, porque a veces parece que hablo en chino", concluyó.
Hasta entonces, sin embargo, su potencial había quedado atrapado en medio del tráfico. Hizo varios adelantamientos de mérito -partía desde el puesto 16º- y superó a Gené en boxes, pero no pasó de la décima posición en la que concluyó. "Siempre que adelantaba, lo perdía en boxes por culpa del tráfico".
Gené, en cambio, salió bastante decepcionado tras no superar nunca la undécima posición. Acabó 12º. "Perdí la carrera en la clasificación. Me vi metido en un segundo grupo y luché siempre con doblados, sin saber que lo eran. Ahí perdí muchísimos segundos". Su continuidad en Williams como sustituto de Ralf Schumacher quedó comprometida. Frank Williams ya lo advirtió ayer: "Necesitamos a Ralf, porque sin él estamos perdiendo mucho". Puede que el alemán esté ya recuperado para correr en Hockenheim dentro de dos semanas. Allí estará seguro su hermano Michael, que ayer logró su tercera victoria en Silverstone, la 80ª de su carrera (61 con Ferrari), la que le permite sumar 100 puntos este año. En su casa, Schumacher estará dispuesto como siempre a ganar, para suerte de Ferrari, que puede conquistar ya el título de constructores.
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