"Las camas y las calles son soportes que hablan de la condición humana"
Guillermo Kuitca es uno de los artistas más destacados de América Latina y probablemente el más polifacético de la Argentina actual. Y aunque ha utilizado todo tipo de lenguajes y recursos, desde la pintura hasta la escenografía, pasando por los planos arquitectónicos y los mapas de ciudades y países, es, ante todo, un gran pintor al que no le falta razón cuando hace caso omiso de quienes le critican por literario o por teatral. De hecho a la experiencia temprana de poner en escena dos espectáculos suyos ha sucedido en los años más recientes el diseño de polémicas escenografías de piezas de teatro como La casa de Bernarda de Alba, de García Lorca, o como la ópera El holandés errante. Este verano comparece en España, en la sala Muralla Bizantina de Cartagena, con la exposición Dibujos y variaciones sobre papel compuesta por un centenar de dibujos y obras sobre papel.
PREGUNTA. ¿Qué significa para usted esta exposición?
RESPUESTA. La oportunidad de reunir por primera vez en un conjunto mis trabajos en papel, varios de los cuales había expuesto antes, mezclados con otro tipo de obras pero nunca, como ahora, en un cuerpo de piezas entrelazadas entre sí. Creo que el conjunto abre perspectivas inéditas sobre mi trabajo. Además son recientes: las he hecho en los últimos cuatro años.
P. ¿Cómo se plantea la relación entre la pintura y el dibujo?
R. Para mí, al contrario de lo habitual, los dibujos son posteriores a los cuadros, vienen después. Yo no hago bocetos previos a las obras porque creo que en la batalla entre los bocetos y las obras pierden las obras. Quiero que mis dibujos mantengan su misterio.
P. En su trabajo siempre han tenido relevancia los soportes. ¿Por qué en estos trabajos ha elegido el papel fotográfico o las copias heliográficas?
R. A mí desde el comienzo me ha interesado la arquitectura y una cosa me fue llevando a la otra. Los planos arquitectónicos a las copias heliográficas y las fotografías de arquitectura al papel fotográfico. Mi interés en el papel fotográfico ha dado pie a una serie de intervenciones sobre la piel del papel, sobre su capa más superficial, a la que expongo al vapor o al agua fría para producir efectos inesperados que modifican notoriamente el dibujo trazado sobre de ella. Por lo demás, la importancia que le concedo a los soportes es una constante en mi trabajo, aunque no sabría ahora mismo dar una respuesta inteligente al porqué de ese interés. Tal vez valga subrayar el hecho de que las camas, que tanto he utilizado en mi obra, son el soporte que habla de la condición humana, como lo son igualmente las casas, las calles y las ciudades, con cuyos planos y mapas he trabajado mucho.
P. ¿Por qué ha utilizado el dibujo digital?
R. Lo que he hecho en realidad es manipular programas de ordenador que, cuando los utilizas siguiendo las instrucciones, son tremendamente eficaces. Pero que si te apartas de las instrucciones y actúas por tu cuenta, producen resultados verdaderamente catastróficos, aunque no por ello menos interesantes. He utilizado para estas experiencias esos programas muy elementales que ofrecen en los grandes almacenes o en los quioscos callejeros para que puedas construir tu propia casa o tu propio jardín. Estos trabajos surgieron en la pantalla y no en el papel e invierten el proceso inicial devolviendo las imágenes, echándolas para atrás, por decirlo así.
P. En esta exposición incide sobre los mapas, otro de sus temas recurrentes elaborando mapamundis...
R. Mis mapamundis son en principio mapas estadísticos que intentan dar una imagen de los órdenes globales que actualmente nos rigen. Y responden también a mi idea de que cada país es como una casa, a la que se puede representar mediante un plano esquemático con puertas abiertas o cerradas a los países vecinos y con un mobiliario elemental que intenta desnudar en clave irónica la realidad del país. Joyce dijo alguna vez que los romanos construían baños y los ingleses inodoros.
P. Usted ha pintado y dibujado muchas escenografías. ¿Cómo ha sido la experiencia de dar un paso adelante y realizar escenografías para óperas y piezas de teatro puestas efectivamente en escena?
R. Yo empecé queriendo ser director de teatro y por eso me alegré con el encargo de hacer la escenografía de El holandés errante. Me sentía cómodo, conocía a Wagner de antes...
P. La puesta en escena en el Colón de Buenos Aires resultó muy polémica.
R. El público de la ópera es muy particular y lo cierto es que este montaje irritó mucho a quienes consideraron irreverente lo que a mí me parecía una puesta en escena más bien convencional. El motivo principal del enfado fue la cinta transportadora de equipajes instalada en el escenario, en la que una maleta anónima daba vueltas y más vueltas durante toda la obra sin que nadie la reclame. A mí me pareció un símbolo muy adecuado de la perpetua errancia, pero al público no.
P. ¿Está Argentina saliendo del agujero?
R. Está saliendo en parte, porque para salir realmente del agujero al que la condena una situación internacional, histórica y no coyuntural, harían falta cambios muy radicales. Por ahora Kirchner está haciendo las cosas con buen criterio y Buenos Aires es una ciudad que se reinventa cada día a sí misma y cada vez está más viva.
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