De la nada a millonario

Con la elección de John Edwards, John Kerry se ha plegado a los deseos de las bases del partido que pedían a gritos la incorporación del popular senador por Carolina del Norte a la candidatura demócrata. En una reciente encuesta, un 72% de fieles se declararon entusiasmados con la posibilidad de contar con Edwards en la campaña. ¿Qué aporta el político sureño a la candidatura? El mismo Kerry lo decía ayer en Pittsburgh: "esperanza y optimismo". Una tremenda habilidad para levantar a los asistentes de sus asientos en todos los mítines en que participa. Y, además, Edwards es telegénico, tiene una apariencia juvenil impropia de sus 51 años y tiene una dialéctica demoledora. Como dijo alguien, "es otro Bill Clinton, sin Mónica Lewinsky".

Como Kerry, Edwards es multimillonario, con la diferencia de que el aspirante a presidente lo es consorte mientras que su segundo hizo fortuna gracias al desempeño de su profesión de abogado, especializado en juicios contra médicos y hospitales, estamento e instituciones donde la popularidad del senador es manifiestamente mejorable. Hijo de un trabajador de altos hornos, Edwards aporta sus orígenes humildes y su calidad de sureño para contrarrestar la imagen de un liberal de Nueva Inglaterra, como Kerry, hijo de diplomático y educado en Suiza.

Pero Edwards no sólo puede ayudar a la campaña en el sur. Sus posiciones moderadas y centristas y su defensa de los valores de la clase media estadounidense, sin cuyo apoyo es imposible ganar las presidenciales en este país, le convierten en un activo importante para Kerry en todos los Estados industriales del medio oeste. En el tema de Irak, las posiciones de los dos senadores son coincidentes. Ambos votaron a favor de conceder a Bush poderes para iniciar la guerra y ambos se opusieron a la aprobación por el Congreso de un crédito extraordinario de 87.000 millones de dólares para hacer frente a los gastos de las campañas de Irak y Afganistán.