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Reportaje:

Infecciones sin fronteras

El turismo, el comercio y la adaptación de los gérmenes facilitan la difusión de enfermedades tropicales

Los microorganismos y las infecciones también se globalizan. Aunque las enfermedades tropicales se suelen asociar con Asia, África y Latinoamérica, los flujos migratorios, el fervor viajero (se calcula que cada día cruzan alguna frontera unos dos millones de personas) y el comercio mundial entre regiones han supuesto la reaparición de estas enfermedades en Europa y EE UU.

El cambio climático y la adaptación de los microorganismos, hoy capaces de sobrevivir en ambientes que antes les eran hostiles, suponen la reaparición de algunas enfermedades en lugares donde habían sido erradicadas. Desde el punto de vista de las zonas más desarrolladas, uno de los peligros de esta nueva realidad es que la clase médica confunda sus síntomas con los de otras dolencias.

- Malaria de los aeropuertos. Es un curioso ejemplo del impacto de los estilos de vida característicos de la globalización. Imaginemos que un mosquito se introduce en un avión presto a despegar de una zona tropical con destino a un aeropuerto intercontinental europeo. Llega sano y salvo al destino, sobrevive al cambio de temperatura y es capaz de picar a un trabajador del aeropuerto -como ha ocurrido en algunos de los más transitados aeropuertos europeos, Barajas incluido- o a un vecino de una localidad cercana. En estos casos, el diagnóstico de los médicos no es fácil: aquella persona no ha viajado a zonas tropicales y, por tanto, los síntomas se relacionan con una gripe. La malaria de los aeropuertos, que preocupa cada vez más a la Organización Mundial de la Salud, comporta complicaciones si no se llega a identificar a tiempo. En cualquier caso, la posibilidad de contraer malaria en un aeropuerto intercontinental es ínfima. El verdadero riesgo es viajar a zonas tropicales sin tomar la medicación antimalárica adecuada.

- Dengue, una infección disparada. En la última década, el dengue es la enfermedad infecciosa que más se ha disparado y que en menos tiempo ha recorrido más kilómetros. El dengue, que transmite principalmente el mosquito Aedes aegypti, es un tipo de fiebre endémica en más de 100 países y supone un riesgo para dos quintas partes de la población mundial. La infección por dengue es muy frecuente en áreas urbanas de baja altitud, con gran densidad de población y una deficiente gestión de los residuos.

El dengue tuvo su epicentro en el suroeste asiático, saltó al Caribe y a Centroamérica, y ahora, sólo 15 años después, se encuentra incluso en el sur de Argentina. Aunque no está claro cómo dio el salto de Asia a América, algunos expertos sostienen que el mosquito Aedes aegypti se adapta cómodamente a los buques que transportan cubiertas de neumáticos y que realizan largas travesías. Entre neumáticos nuevos y usados, este mosquito procrea fácilmente y llega a zonas donde transmite el virus a los humanos. Algunos médicos consideran que el dengue es mucho más frecuente de lo que se diagnostica, por ejemplo en España. "Creemos que llega mucho más dengue que malaria, que requiere una clínica mucho más prolongada y grave. En cambio, el dengue tiene unos síntomas muy parecidos a los de la gripe. Los síntomas agudos se autorresuelven en pocos días y, por tanto, pasa desapercibido", afirma Manuel Corachán, de la Unidad de Medicina Tropical del hospital Clínico de Barcelona, que en el último año diagnosticó 30 casos de dengue. Entre 1998 y 2002, el mismo servicio diagnosticó 72 casos de dengue agudo importado. Para esta infección no se dispone de vacuna y los médicos desaconsejan tratarla con analgésicos porque puede presentar una tendencia hemorrágica. Desde el punto de vista de la prevención en caso de desplazarse a zonas de riesgo, la protección con repelentes antimosquitos debe aplicarse durante el día, cuando el mosquito pica. En el caso de la malaria, el producto antirrepelente se aplica al caer el día.

- El virus del Nilo. Desde que el virus del oeste del Nilo llegó a Norteamérica, en 1999, se ha convertido en una prioridad de las políticas de salud de EE UU y Canadá. Este virus se localizaba en la cuenca del río Nilo, con algunos brotes cada año en Rumania y zonas de Rusia. Pero apareció en EE UU y también en la Camarga (Francia), concretamente en equinos. Según los expertos, la transmisión se produjo a través de aves migratorias infectadas. En EE UU ha provocado gran alarma (se llegó a detectar en Nueva York) pues en 2002 causó la muerte de 125 personas y, según los centros estadounidenses para el control y prevención de enfermedades (CDC), ese mismo año se diagnosticaron más de 2.500 casos. Desde que llegó a EE UU, aunque está bajo control, reaparece cada año debido a la gran habilidad del virus para sobrevivir en los mosquitos durante los meses de invierno.

Aunque es difícil de demostrar, muchos expertos señalan a las aves migratorias como las introductoras del virus en EE UU y Francia. El desplazamiento masivo y constante de animales, plantas y alimentos aumenta la probabilidad de que aparezcan estos brotes infecciosos en cualquier lugar del planeta. Precisamente, algunas zonas del territorio español son lugar de paso de las aves que van y vienen de África.

- La viruela de los monos. Otra infección que causó gran revuelo, especialmente en la ciudad de Chicago y sus alrededores, fue la denominada viruela de los monos, una infección hasta entonces propia de remotas zonas selváticas de África. A raíz del diagnóstico de 50 casos, el pánico fue tal que el Gobierno de EE UU volvió a fabricar la vacuna de la viruela, que desde hacía años no se producía. Pero la vacuna causó problemas en personas con dolencias cardiacas.

¿Cómo llegó esta viruela a Estados Unidos? Pues a través de un tipo de roedor característico de África, que llegó a una tienda de animales de Chicago y fue adquirido como animal de compañía. Lo realmente significativo es que aquello que era una viruela restringida a algunas poblaciones de primates se está expandiendo por el Congo, Gabón y otros países del centro y oeste de África, y afecta a otros mamíferos.

La miniepidemia de la viruela del mono, que no es tan grave como la humana aunque sus efectos son muy visibles en el cuerpo y la cara, está bajo control en la zona de Chicago. Pero se ignora si algunos perros salvajes, coyotes y chacales que pueblan los parques de la zona se pueden acabar infectando, lo que aceleraría la propagación.

Turistas junto a unas crías de elefante en un parque nacional próximo a Nairobi (Kenia).
Turistas junto a unas crías de elefante en un parque nacional próximo a Nairobi (Kenia).ASSOCIATED PRESS

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