Petacchi no tiene piernas
El noruego Thor Hushovd nuevo líder tras un 'sprint' ganado por McEwen y en el que el italiano volvió a ser octavo
Discursos de directores. Manolo Saiz en estado puro, suspirando de alivio porque la temida etapa del valle belga del Meuse terminó, aunque con su Heras, pinchado a 15 kilómetros de la llegada, montado en la bici de Vicioso, que para eso está, para ayudar a su jefe: "En kilómetro y medio no te cambia la vida" (en referencia al pavés que se anuncia hoy horripilante, pasaje del Gois en homenaje a Roubaix).
Madariaga en estado puro, víctima permanente de conspiración de los malos, cerco pérfido, que no quieren que su Euskaltel y su Mayo puedan dormir un día tranquilos y les llaman casi cotidianamente al control antidopaje: "¿Quién es ese Bernaudeau que dice que mi equipo es tramposo, es el director de La Boulangère, el equipo ese donde se murió uno, Salanson?"
Tour 2004 2ª Etapa
ETAPA DE HOY
Waterloo-Wasquehal, de 210 kilómetros
GENERAL
1. Thor Hushovd (Credit A.) 9h 05.42m
2. Fabian Cancellara (Fassa B.) a 8s.
3. Robbie Mc Ewen (Lotto) a 17s.
6. J. I. Gutiérrez (Illes Balears) a 24s.
ETAPA
1. Robbie Mc Ewen (Lotto) 4h 18.39m
2. Thor Hushovd (Credit A.) m. t.
3. Jean-Patrick Nazon (AG2r) m. t.
21. Mikel Pradera (Illes Balears) m. t.
Charleroi-Namur, de 197 kilómetros
Hasta ayer, sólo 21 países habían tenido un 'maillot' amarillo del Tour; ahora se añade Noruega
Ferretti: "No tiraremos para que se aproveche ese McEwen, que se hace sitio con los codos"
Ferretti en estado puro, pero sin cigarrillo colgando de los labios, sin encendedor nervioso en la mano, voz afónica, divierte e instruye a la concurrencia. Analiza con estilo vivo, sólo cortado con eficaces preguntas retóricas, lo ocurrido en la primera etapa, los sucesos que impidieron el triunfo de su imbatible Petacchi, el anuncio de lo que ocurriría en la segunda, la de ayer. Cuenta una historia. "Al maillot amarillo hay que respetarlo, honrarlo", dice como preámbulo. "Hay equipos, muchos equipos, que durante toda su vida no ganan ni un día el maillot amarillo del Tour, equipos que pasan toda su vida en el pelotón, a rueda de otros. El maillot amarillo es un símbolo de muchas cosas, y mi equipo actual, el Fassa Bortolo, nunca lo había llevado. Así que no había dudas. La prioridad era defender el maillot de Cancellara y, si se podía, ganar la etapa con Petacchi. Por eso puse a trabajar al equipo tan pronto, en el kilómetro 30, y por eso lo mantuve hasta el final, y sin ayuda de nadie, porque cuando invité al Quick Step, al Lotto, a otros equipos con sprinters, a tirar, nadie quiso entrar. Pero Cancellara, que es un bravo ragazzo merecía eso. Y también ayuda para defenderse en los sprints intermedios. Esto no es el Giro, donde tiramos miles y miles de kilómetros, muchos más que el Saeco que lo ganó, y aun así teníamos a cuatro con Petacchi en el tren final. En el Tour no se puede estar así, pero de todas maneras, al final Petacchi tenía a dos con él. Suficiente. ¿Y por qué no ganó? Porque le falta esto [agarra al interlocutor del muslo], le faltan piernas. Se vio bien claro. A falta de 300 metros se abrió, se expuso, se puso de pie sobre los pedales para iniciar el sprint, pero enseguida se sentó para volver a la fila. Eso lo dice todo. Estaba en su sitio pero no tuvo fuerzas. Le falta ritmo, estuvo parado 30 días después del Giro y sus rivales han corrido nueve, diez días en junio".
"¿Y cuándo estará bien?", le pregunta, estúpido el interlocutor.
"Cuándo, cuándo", se indigna, voz de Padrino más acusada aún, ojos negros como el carbón clavándose en la mirada del tonto. "¿Cuándo? ¿Cuándo? Si supiera cuándo me iría ahora mismo a una casa de apuestas y me haría millonario".
"¿Y qué va a hacer hoy?", sigue, sonso, el que con él dialoga.
"Pues hoy le van a dar por culo a los equipos que se ponen a rueda de nosotros. Hoy no tiraremos para que luego se aprovechen otros, como ese McEwen, que lo único que sabe es meterse por cualquier hueco al final, hacerse sitio con los codos y empujando...".
Profético Ferretti, pocas horas después, podía ver desde el pequeño monitor de su coche unas cuantas cosas que ocurrieron en los últimos tres kilómetros, ya en las calles de Namur -la última ciudad belga que visita el Tour 2004, esa ciudad que tiene una ciudadela en un monte al que se sube por empinada cuesta y donde en 1959 Bahamontes apabulló a Antonio Suárez, pero que ayer se dejó de lado para terminar en recta final-, donde se entró al ritmo de tambor batiente agitado por el líder de amarillo Cancellara. Pudo ver Ferretti a su espléndido equipo -que no había trabajado para controlar la escapada del día- conduciendo a Petacchi. A Kirchen, exuberante, a Tosatto, lanzado, a Velo, veloz. A Petacchi, buá. Hoy como ayer, octavo, tanto trabajo para sentarse. Y, claro, a McEwen, que se comió la última curva, rozó la caída, se coló por donde pudo, ganó dos metros de ventaja y ganó la etapa. Y a Cancellara, bravo ragazzo, volver a vestir de blanco y azul, los colores del equipo, el maillot amarillo un recuerdo arrugado en la maleta.
Hasta ayer, sólo 21 países podían anunciar que en su territorio había nacido uno que alguna vez en su vida vistió el maillot amarillo del Tour. Desde ayer hay que añadir a Noruega, el país de nacimiento de un gigante con nombre de trueno llamado Thor Hushovd, un corredor de 26 años que hace dos ganó escapado una etapa del Tour y que ayer, gracias a los 12 segundos de bonificación por ser segundo, destronó a Cancellara, dando, de paso, más argumentos para un nuevo discurso de Ferretti.
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