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Críticos de Schröder crean un partido a la izquierda del SPD

Unos 40 disidentes del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), sindicalistas en su mayoría, han creado el fin de semana en Berlín la Iniciativa Electoral Trabajo y Justicia Social. Esta agrupación intenta convertirse en germen de un partido político de izquierda para luchar contra el programa de reformas de la coalición SPD-Verdes. La Iniciativa, que estudia la posibilidad de presentarse a las elecciones del Estado federado de Renania del Norte-Westfalia en la primavera de 2005 y en las federales de 2006, nace cuando arrecia el enfrentamiento entre el canciller federal Gerhard Schröder y los sindicatos. El SPD bate estos días las marcas de mínimos demoscópicos con un 23% de intención de voto.

A Schröder le crecen los enanos. Por si no fueran poco los desastres electorales, la caída en los sondeos, la pérdida de casi 17.500 afiliados en el SPD en el primer trimestre de este año, ahora se le viene encima el intento de fundación un partido a la izquierda de la socialdemocracia con la idea fija de luchar contra su programa de reformas conocido como Agenda 2010.

La dirección del SPD ha reaccionado con preocupación ante la iniciativa de esta formación izquierdista. El presidente Franz Müntefering advirtió contra el riesgo de apoyar a esos grupos, porque el movimiento obrero sólo puede triunfar si el SPD y los sindicatos marchan hombro con hombro. La vicepresidenta del SPD, Ute Voigt, amenazó con la expulsión a los que se sumen a tales iniciativas. Entre los cabezas visibles de la Iniciativa figuran dos sindicalistas de Baviera ya expulsados del SPD la primavera pasada.

Pérdida de votos

No sería raro que todo se quede en un grupúsculo que no logre alcanzar el 5% de votos y no logre entrar en el Parlamento, pero siempre serían sufragios perdidos por un SPD que va de derrota en derrota. El nuevo grupo eligió en Berlín una presidencia de 14 miembros y el próximo otoño decidirá si se presenta en las elecciones decisivas de Renania-Westfalia en la primavera, donde Schröder y el SPD se juegan su suerte definitiva.

El canciller se mantiene firme y convencido de que su misión histórica consiste en sacar adelante el programa de reformas. Al mismo tiempo, Schröder reparte estopa y devuelve palos a los dirigentes sindicales que le atacaron días atrás. A la acusación del jefe del sindicato de servicios, Frank Bsirske, de que había fracasado, replica Schröder en una entrevista con Der Spiegel: "A los sindicatos alemanes se les plantea hoy la cuestión de si gente como el señor Bsirske, que no tienen nada que ofrecer, deberían marcar la estrategia". Sostiene Schröder que hay que poner patas arriba el concepto de justicia social: "Se trata de lograr la justicia social para las generaciones futuras. Yo quiero incrementar las oportunidades de nuestros hijos y nuestros nietos, en vez de continuar disminuyéndolas. La política del continuo pensar en el presente, que por cierto practicaron los dos grandes partidos en las décadas pasadas, tiene que acabarse".

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