"Madrid atrae a alumnos de todo el mundo"

Santiago Íñiguez es el nuevo decano del Instituto de Empresa (IE). Proviene del área de relaciones externas, donde ha impulsado distintas alianzas internacionales de la escuela de negocios española. Consciente de la competencia que vive el sector, el nuevo decano pronostica que la concentración vendrá por el camino de los acuerdos más que por el de las fusiones.

Pregunta. ¿Su elección supone cambio o continuidad?

Respuesta. Contamos con un proyecto definido y con sistemas de dirección sólidos. Lógicamente, cada decano impone su impronta, pero mi mandato será continuista.

P. ¿Cuáles son sus planes?

R. Todavía es prematuro, pero entre mis objetivos se encuentra el desarrollo académico. Tenemos 95 profesores a tiempo completo y 200 externos y se nos conoce en Europa como un centro de investigación empresarial. Queremos afianzar la reputación del IE y fortalecer la red de alumnmos.

"La capacidad de atracción de las escuelas de negocios de Madrid ya no se limita a estudiantes de América Latina"

P. ¿Cómo piensa hacerlo?

R. La idea es que en el futuro cualquier graduado, en cualquier país, pueda descolgar el teléfono y, tras decir "soy un antiguo alumno del IE", recibir consejo personal o profesional de otro graduado, sin necesidad de conocerse. Tenemos clubes de graduados en más de 50 ciudades, de España y el extranjero, y organizamos actividades periódicas y programas de actualización.

P. El mercado de la enseñanza para directivos es muy reñido, ¿la competencia es mayor con escuelas españolas o extranjeras?

R. Nuestro sector es global, por lo que la competencia trasciende los límites geográficos. En este contexto, el desarrollo de una oferta diferencial es cada vez más necesario. Una de las características distintivas del IE es la gama de programas de formación, que intenta adaptarse a las necesidades de participantes y empresas.

P. ¿Esa competencia es por precios?

R. Ciertamente, en algunos segmentos. El IE es reconocido como una de las cinco grandes escuelas europeas. La diferencia es que no competimos en precio, sino en calidad.

P. ¿Es Asia un competidor?

R. Sí. El continente aún tiene pocas escuelas reconocidas y el número de alumnos es bajo, pero su potencial es enorme. Le pongo como ejemplo un dato: cada año, en Estados Unidos hay alrededor de 100.000 alumnos de MBA; en Europa, unos 30.000, y en Asia, alrededor de 15.000. Nuestra intención es fomentar las alianzas, los acuerdos con centros de otros países, para el intercambio de profesores y alumnos y el desarrollo de actividades docentes y de investigación. Ya contamos con acuerdos en Europa Occidental, América Latina y Estados Unidos. Queremos crecer en otras regiones, como el mercado asiático y el norte de África.

P. ¿Con acuerdos o instalando centros propios?

R. El crecimiento geográfico de las escuelas no parece plausible a través de la apertura de filiales. Es importante el arraigo. Un estudiante valora mucho la ubicación en la selección de escuela. Cuando elige Madrid, lo hace porque quiere estar en una ciudad que es un foco de la enseñanza para directivos.

P. ¿Por qué cree que ha ocurrido eso?

R. Madrid es un puente entre Europa y América Latina, y entre Europa y África. Por eso cada vez atrae a un porcentaje mayor de alumnos internacionales. Sus escuelas compiten directamente con las de Londres o París. Una publicación reciente situaba a Madrid como una de las cuatro ciudades con mejores centros, junto a Nueva York, Chicago y Londres. Lo importante es que su capacidad de atracción ya no se limita a América Latina.

P. El IE se ha caracterizado por diversificar cada vez más su oferta, ¿por qué?

R. Es como cualquier empresa: una gama más amplia permite mayor diferenciación con nuestros competidores.

P. ¿Cuál es el reto más inmediato de las escuelas?

R. La globalización, porque producirá un aumento de la competencia y exigirá mayor diferenciación. Las tecnologías también están cambiando el panorama. Creo que el sector es similar al de líneas aéreas, donde la estrategia de concentración preferente ha sido el establecimiento de alianzas fuertes y no necesariamente las fusiones o adquisiciones.