La economía, golpeada por la Intifada, intenta salir de la crisis
Golpeada por la Intifada y la recesión mundial, la economía israelí intenta seducir a los inversores europeos. Los organizadores de Telecom Israel, una feria de las telecomunicaciones anunciada para noviembre en Tel Aviv, reunieron en junio en Madrid a la prensa europea para promocionar el evento ydefender el atractivo de su mercado. A la cabeza de la delegación, Jacob Perry, director de la feria y ex jefe del Shin Bet, los servicios secretos interiores.
Pocos países tuvieron un inicio de siglo tan difícil como Israel. El conflicto contra los palestinos no sólo creó un clima de inseguridad permanente, también significó un duro golpe a la economía, que pasó de un fuerte crecimiento, superior al 7% en 2000, a la recesión en 2001 y 2002. La Intifada no es la única responsable del derrumbamiento, asegura Perry. "En todo el mundo hubo una crisis de las nuevas tecnologías, que golpeó especialmente a nuestro país", afirma.
El conflicto, sin embargo, tuvo consecuencias evidentes en la economía. Según Perry, la agricultura y la construcción, dos sectores muy dependientes de la mano de obra barata, se resintieron del casi cierre de las fronteras a los trabajadores palestinos. El turismo, en pleno auge al final de los años noventa, se paralizó. Aunque casi no hubo turistas víctimas de atentados, el sector no resistió a las imágenes de terror de Israel difundidas en todo el mundo, subraya Fair Offek, presidente del Instituto Israelí para la Exportación y la Cooperación Internacional.
Recuperación
La boyante industria de las nuevas tecnologías -la prensa estadounidense hablaba en 2000 de "la nueva Silicon Valley"- vio cortarse el grifo de la inversión extranjera. Y el miedo se apoderó de las multinacionales. "Desde 2001, ya no viene ningún empresario norteamericano. Los únicos que hicieron buenos negocios son los que organizan las videoconferencias", dice, medio en broma, Perry. Para él, sin embargo, la peor consecuencia de la Intifada es psicológica. "La gente piensa en proteger a su familia, no en hacer negocios".
Los organizadores de la feria cuentan con las nuevas tecnologías para reactivar la economía. El Gobierno ofrece numerosas ventajas a las empresas y el sector se beneficia de ayudas indirectas a través de los programas de defensa, dice Offek. Perry es el perfecto ejemplo de esta estrecha relación entre la defensa y el sector civil. En 1995, tras dirigir siete años el Shin Bet y unos meses después de la apertura del mercado de las telecomunicaciones a la competencia, dejó su cargo para dirigir una compañía de telefonía móvil.
Hoy, la recuperación parece al alcance. Perry ya observa signos positivos: la inversión extranjera empieza a regresar, el PIB creció de 1,3% el año pasado y, sobre todo, los atentados han disminuido. Pero como lo subraya el antiguo jefe del Shin Bet, la lucha antiterrorista no es una ciencia exacta, un atentado se puede producir en cualquier momento. Para asegurar la estabilidad económica, una paz duradera parece necesaria.
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