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ALERTA POR EL CALOR

La red de distribución eléctrica de las grandes compañías está al límite por falta de inversión

Los cortes en el servicio afectan más a Extremadura, Andalucía, Cataluña y Galicia

Algo tan sencillo como encender la luz o conectar el aire acondicionado cuando se necesita se ha convertido en un problema. Las subestaciones y transformadores se averían, los cables se funden y decenas de miles de ciudadanos no reciben el servicio por el que pagan, especialmente en Extremadura, Andalucía, Cataluña y Galicia. La razón principal es la situación de la red de distribución de las empresas, ayuna de inversiones, lo que en determinadas zonas impide atender una demanda que el pasado año creció un 6,2%.

Para dar servicio a los más de 22,8 millones de consumidores de electricidad en España existen alrededor de 1.900 centrales de generación que vierten su producción a la red de alta tensión que gestiona Red Eléctrica de España (33.000 kilómetros de cables y torres). Esa energía llega a los transformadores, subestaciones y cables de las empresas (alrededor de dos millones de kilómetros) que, a su vez, distribuyen la luz a cada hogar, industria y empresa del país.

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En el primer paso, en estos momentos, no parece haber problemas. Se produce la energía suficiente para atender la demanda. Tampoco hay problemas en la red de alta tensión que gestiona Red Eléctrica. El problema está en el tercer escalón: la red capilar que lleva la electricidad hasta el usuario final y que, según sostienen los expertos y el presidente de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), Pedro Meroño, precisa inversiones urgentes para modernización y mantenimiento. Es ahí donde las subestaciones fallan, los transformadores no dan a basto y los cables se funden. Una demanda récord en horas muy concretas colapsa el sistema.

Y es que accionar la llave de la luz o encender el aire acondicionado es, en principio, como abrir un grifo. Con esa acción se accede a una fuente (de energía en el caso de la electricidad) que precisa presión (voltaje) para transportar el producto (la electricidad) allí donde se desea. Una vez transportado por la línea de alta tensión, otros transformadores reducen la presión (el voltaje) para que la electricidad pueda llegar a los puntos de destino sin que la bombilla parpadee o se queme. Así, el sistema eléctrico tiene seis elementos principales: la central eléctrica, los transformadores que elevan el voltaje de la energía para su transporte, las líneas de transporte, las subestaciones donde se baja el voltaje para adecuarlo a las líneas de distribución, las líneas de distribución en sí y los transformadores que ajustan la presión a la que necesitan los hogares, empresas e industrias.

No es un proceso fácil y la clave de todo es el mantenimiento de las instalaciones. Sólo con un buen mantenimiento y una buena previsión de la demanda, algo que ha fallado en el apagón de Sevilla, se evitan los problemas.

Las empresas eléctricas, que por ley mantienen jurídicamente separados sus negocios de generación, comercialización y distribución, están haciendo en general esfuerzos en la producción (construyendo centrales de ciclo combinado) pero mantienen un ritmo inversor desganado en distribución. El año pasado, según fuentes de las empresas, la inversión en la red de distribución fue de 1.400 millones de euros cuando sus ingresos globales ascendieron a más de 25.000 millones de euros y el beneficio neto conjunto superó los 2.300 millones.

Según explicó ayer el presidente de la CNE, Pedro Meroño, las inversiones en mejora de la red son insuficientes. Habrá que elevarlas y algunas organizaciones de consumidores han pedido que se obligue a las eléctricas a invertir por ley.

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