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Reportaje:

Los llanitos prefieren a la reina

Los gibraltareños querían que su 300º aniversario lo presidiera Isabel II

La visita que la princesa Ana de Inglaterra inició ayer a Gibraltar ha sembrado la polémica a uno y otro lado de la famosa verja. Mientras desde España el viaje se ha calificado como "inoportuno", en el Peñón todos coinciden: "Debería haber venido la reina". Una expresión prácticamente unánime que justifica en algún modo el frío recibimiento que otorgaron los gibraltareños a la representante de la familia real británica en los actos conmemorativos del tricentenario de la toma de Gibraltar por parte de las tropas británicas. Unos actos que no han agradado al Gobierno español.

De hecho, el pasado viernes el secretario de Estado para Asuntos Exteriores e Iberoamérica, Bernardino León, convocó al embajador del Reino Unido en España, Stephen Wright, para expresarle "el disgusto y la contrariedad" del Ejecutivo español por la "inoportuna" visita de la princesa Ana. El Ministerio señaló en una nota que estos actos de conmemoración "hieren la sensibilidad del pueblo español". El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, afirmó que la visita de la princesa a Gibraltar era" causa de preocupación y disgusto" en el Gobierno. Ayer, el senador del PSOE por Cádiz José Carracao consideró que la visita es una muestra de la "frivolidad y el cinismo del Reino Unido", y el diputado del PP Aurelio Sánchez Ramos calificó la visita de "innecesaria".

Isabel Bordas, una vecina de la Roca, afirma: "Ella viene a territorio inglés, a su casa"

Con banderas inglesas en algunos balcones, con cierta indiferencia entre los habitantes y con muchas medidas de seguridad, Gibraltar recibió a la princesa pasadas las 14.40. A pie de pista la esperaban el ministro principal de la Roca, Peter Caruana; el gobernador de Gibraltar, sir Francis Richards, y el alcalde de la ciudad, John Alcántara. Tras bajar del avión, la princesa Ana pasó revista a un batallón del Real Regimiento de Gibraltar, en el que se encontraban algunos reservistas de la Royal Air Force, a la vez que se disparaban salvas de honor.

Una vez que la princesa abandonó el aeródromo gibraltareño, se produjo el primer contacto con el pueblo. No más de medio millar de llanitos esperaban a su alteza real en La Piazza, junto al John Mackintosh Square, donde 22 niñas de entre nueve y doce años de la Gibraltar Academy of Dance y el grupo de baile local, Stylo Dance Company, agasajaron a la princesa con sendas interpretaciones.

Eran las 15.30 y se notaban las altas temperaturas, aunque faltaba el calor humano de los habitantes del Peñón, que coincidían a la hora de asegurar: "Aunque estamos muy contentos con la visita de la princesa, hubiésemos querido que fuese la reina Isabel II la que hubiese venido".

Isabel Borda, una gibraltareña que también estuvo en la visita de 1954, comentaba: "No hay grandes diferencias entre aquella ocasión y ésta, sólo la edad de la princesa". Para esta mujer, la visita de Ana de Inglaterra "es encantadora" y no pueden entenderse las críticas españolas al respecto, porque "ella viene a territorio inglés, a su casa".

En la misma línea que los ciudadanos se pronunció el Gobierno de Gibraltar, que, a través de un comunicado oficial, calificó como "incomprensibles" las quejas del Gobierno español sobre la visita. La nota emitida ayer desde Convent Place dice: "Gibraltar es un territorio del Reino Unido, parte de la corona británica, cuya soberanía fue cedida por España a Gran Bretaña, según acordaron ambos países en el Tratado de Utrech, por eso no existe base razonable para que España muestre objeción alguna a esta visita".

La princesa concluyó su primera jornada en Gibraltar con una recepción privada en el Real Club de Yates. Para hoy está previsto que presida un acto de condecoraciones en la sede de la Royal Navy y plante un árbol en la antigua residencia del comandante en jefe.

La princesa Ana de Inglaterra recibe honores al llegar al Peñón.
La princesa Ana de Inglaterra recibe honores al llegar al Peñón.PABLO JULIÁ

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