_
_
_
_
Entrevista:JOSEP VICENT | Nuevo director de la Orquesta Mundial de Juventudes Musicales

"La responsabilidad de conectar con la gente y quitarnos lo esnob es nuestra"

Ignacio Zafra

Josep Vicent (Altea, 1970) es el nuevo director de la Orquesta Mundial de Juventudes Musicales. Una institución con 34 años de historia que ha sido dirigida por maestros del rango de Bernstein, Mehta, Menuhim, Marriner o Baudo. Después de una década en Berlín, la Orquesta traslada su sede a la Comunidad Valenciana. Vicent, que lleva 15 años viviendo en Amsterdam, considera "un sueño" participar en un proyecto internacional ligado a su propia tierra.

Pregunta. Le han llamado percusionista, director de orquesta, creador de espectáculos...

Respuesta. Soy músico. Mi trayectoria ha ido evolucionando, pero yo me dedico a lo mismo, aunque desde lugares distintos. Mi formación es de percusionista y mi contacto con el mundo sinfónico está hecho desde la perspectiva de la estructura, del ritmo. Cuando hago espectáculos tienen esa misma perspectiva, que es fundamental para la dirección.

"Tengo ganas de que haya valencianos en la orquesta; los escucharé con enorme ilusión"
"La dirección era antes más autocrática y hoy se basa más en la cooperación"

P. ¿Por qué elegiste la percusión?

R. Empecé muy joven y siempre tuve una relación muy natural con el instrumento. Esa elección me ha llevado a la dirección de orquesta al colocarme en un papel de control de la estructura, de visión del tempo, un papel líder. La percusión ha crecido enormemente en los últimos años. La creación musical europea, culta entre comillas, vivía de espaldas a las construcciones rítmicas y a las melodías intrincadas. Prefería la armonía, evolucionar en cuanto a la verticalidad y hacer acordes cada vez más complicados. Eso estaba ligado al intelecto. Hoy se acepta que la música puede afectar a otras partes del espíritu, del cuerpo, y eso está más ligado a las melodías, al ritmo.

R. ¿Ha cambiado el modo de dirigir una orquesta?

P. Dirigir una orquesta sigue exigiendo un estudio constante, diario. Y es importante haber sido primero intérprete. Eso te ayuda a plantearle a un colega qué sientes desde fuera, desde la estructura. La relación entre el director y la orquesta es mucho más de cooperación. En el pasado era probablemente una profesión más autocrática.

P. Ha hecho fusiones, y ha sacado la música fuera de los recintos cerrados ¿Necesita la música clásica esa renovación?

R. Cualquiera que quiera ofrecer algo en el terreno artístico debe tener los ojos abiertos hacia todo lo demás. También tiene un cantante de rock ha de tener los ojos abiertos y ver por dónde vienen las influencias, cuáles son las inquietudes de su época. En la música clásica todavía más. Es una pena que por culpa de que nosotros no sepamos explicar bien la creación musical muchos ciudadanos no están disfrutando de una creación artística que es fantástica.

P. Eso parece afectar sobre todo a la gente joven.

R. Yo entiendo que alguien con 24 años, que sólo ha ido un par de veces a un auditorio, le tocan una obra sin ganas y encima cuando aplaude le chistan, piense: Pero ¿yo qué hago aquí? Y que se marche. La responsabilidad de conectar con la gente, de quitar lo esnob que pueda haber es nuestra. De los intérpretes, de los programadores y de los gestores de la cultura, que tienen que acercar el arte de una forma atractiva.También es cierto que hoy se puede zapear a mil por hora, y hace 50 años un tipo escuchaba una guitarra y era un acontecimiento.

P. Con 33 años ha trabajado en multitud de orquestas y dirigido varias ¿Cómo se logra eso?

R. Trabajando mucho. El porcentaje de tiempo que al final dedicas a la profesión es muy alto, y el que dedicas a tu vida privada muy pequeño. Le dedicas toda la vida. Te acuestas y no puedes dormir porque piensas en lo que harás mañana. Sueñas con música. Te dices: Voy a soportarlo durante algunos años y después... Pero muchas cosas caen por falta de tiempo. Todavía más porque hay también un entorno burocrático que debes soportar para llegar al día que del concierto. Es necesario comunicar la idea y convencer. Ilusionar forma parte del oficio.

P. ¿Dirigir la Orquesta Mundial es una meta?

R. No me gusta hablar de metas. Esa mentalidad está muy presenta en la sociedad y hace que siempres estés pensando en el mañana y no en el ahora. Más que una meta es un paso en el camino de la evolución personal.

P. ¿Qué supone ese paso?

R. La Orquesta Mundial selecciona a gente de todo el mundo y de ahí que la calidad sea muy alta. Y es una orquesta joven pero no tanto, de 18 a 26 o 27 años. Gente muy fuerte técnicamente y que a la vez tiene una ilusión enorme de que llegue la actuación, de que se les note. Hay un momento en el que el músico tiene otras necesidades y esa fuerza inicial cambia. Pero lo más importante es que cuando te dedicas a la música buscas un lazo de unión entre lo que haces y la sociedad, y la Orquesta Mundial te lo ofrece. Es un hecho sociológicamente increible. Reúne a gente de más de 40 países, viajas por todo el mundo con ese entorno y los conciertos tienen incluso repercusión diplomática.

P. ¿Y para la Comunidad Valenciana?

R. Le permite asumir una realidad cultural ya consolidada que no requiere apenas inverisión, y le da un rendimiento muy alto en la exportación de su imagen. Ha sido posible sensibilizar a los responsables de la Cultura de aquí de que la Orquesta Mundial es un caramelo. Estoy positivamente sorprendido con su reacción, del equipo joven que ha entrado hace poco.

P. ¿Habrá músicos valencianos?

R. En Valencia siempre ha habido músicos fantásticos. De viento, de cuerda, y en general. Se han exportado siempre a todo el mundo. Somos una tierra límite, entre el norte y el sur, de confluencia de culturas, y eso crea un clima muy creativo.Por supuesto que tengo ganas de que los músicos valencianos se beneficien. Tendrán la orquesta en casa, y los escucharé con una ilusión enorme para que entren.

P. Dijo que desea integrar más músicos no europeos.

R. La Orquesta tiene a músicos de todas partes, pero Europa gana porque tenemos tendencia a mirarnos el ombligo. En Asia hay violinistas que uno no se puede imaginar. África es muy diferente según donde vayas y hay países que tienen su propia música clásica, como la India. Poco a poco hemos de abrir las puertas, porque la riqueza puede ser increíble. Mi ilusión es lograr un equilibrio entre los países.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_