_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Positivas

Mucho me cuidaré de pisar el terreno técnico (para legos, arenas movedizas) en que barbudos constitucionalistas han dirimido estos días un asunto que teóricamente parecía indiscutible: la aspiración a la igualdad de derechos de los seres humanos, y cómo lograrla partiendo de situaciones de tan descarnada desigualdad. Ha entendido el Gobierno de España, no en vano trufado de luchadoras, que es llegado el momento de aplicar políticas correctoras. Y la Ley Integral contra la Violencia de Género finalmente establecerá la "acción positiva a favor de las mujeres", pese a la encarnizada oposición que habían desatado los demonios más conservadores. Fue la lucha contra otra discriminación, la sufrida por los negros en Estados Unidos, la que dio pie a la petición de medidas similares para las mujeres. Partían de la premisa de que no se puede tratar igual lo que es diferente y de que las iniciativas llamadas de discriminación positiva o inversa abren un camino para la consecución de la paridad real. Esta tesis ha sido defendida con categorías filosóficas y abundante jurisprudencia (europea, por cierto), por si no bastara el sentido común del común de los mortales: no necesita tanto la beca la hija del banquero como la del obrero; ni plaza de residencia el millonario como el de la mínima pensión.

Estudiantes pagan menos que profesorado en el tren y en el cine, y quienes sufren de movilidad limitada tienen derecho a aparcar donde a mí me multarían. ¿He de sentirme ofendida por que se prime a escolares inmigrantes, jubiladas pobres o parapléjicas? En este caso ha habido claramente un rechazo ideológico en el Consejo del Poder Judicial por parte de unos venerables miembros que desde luego no son mujeres ni negros. El Presidente de los Estados Unidos, Lyndon B. Johnson, dijo en un discurso pronunciado en 1965: "Supongamos que un hombre haya estado muchos años encadenado. Es liberado y conducido al punto de partida de una carrera. Se le dice: ahora estás libre para participar junto a los otros ¿sería esto un tratamiento igualitario?". A lo mejor para estos venerables aquello también era feminismo rabioso.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_