Las infraestructuras del Estado, caballo de batalla

"La sociedad demanda más cohesión y más corresponsabilidad y no una etapa meramente reivindicativa". Así se expresó en julio de 2003 el entonces ministro de Administraciones Públicas, Javier Arenas, acompañando al flamante presidente de la Generalitat, Francisco Camps, tras su entrevista con el presidente del Gobierno, José María Aznar. Lejos estaban los dirigentes populares de pensar que sólo unos meses más tarde, José Luis Rodríguez Zapatero ocuparía el despacho de La Moncloa. De aquella entrevista con Aznar, Camps aseguró tener el compromiso de que el Estado se iba a volcar hasta el 2007 en la Comunidad Valenciana. "Será un gran año de inversiones porque además estará finalizado el AVE Madrid-Comunidad Valenciana, habrá ancho europeo en el corredor mediterráneo y estará terminada la autovía Sagunto-Somport", dijo Camps, sin olvidar el trasvase del Ebro, que también estaría listo en 2007.

Apenas un año después, el Consell está volcado en defender un trasvase que el Gobierno socialista tiene decidido sustituir por actuaciones encaminadas a mejorar la gestión del agua -abaratando el precio al regadío consolidado y trasladando el coste a nuevas urbanizaciones de segundas residencias- y la construcción de desaladoras. Sin embargo, fuentes del PP reconocen que será difícil mantener indefinidamente el argumento de que no hay alternativa al trasvase del Ebro, especialmente si antes de acabar la legislatura empieza a salir agua de los grifos sin que nadie se escandalice por la factura que le cobran.

El trasvase se ha convertido en un elemento básicamente reivindicativo y de oposición al Gobierno Zapatero y que tiende a impregnar el resto de reivindicaciones en materia de infraestructuras. Sin embargo, en esta cuestión, el Ejecutivo central no sólo no ha puesto pegas a las infraestructuras pendientes: AVE Madrid-Comunidad Valenciana, corredor ferroviario del Mediterráneo y mejora de la N-340 y los aeropuertos de L'Altet y Manises, básicamente, sino que ha incluido un nuevo eje ferroviario entre Sagunto y Somport destinado a trasladar pasaje y mercancías en un futuro entre el Mediterráneo y el Cantábrico.

Ante esta situación, el jefe del Consell ha centrado sus últimas críticas en las formas utilizadas por el Gobierno central, que a su entender vulneran la lealtad constitucional y las mínimas reglas de cortesía entre Administraciones, pero que nunca se reivindicaron cuando todas las Administraciones eran monocolor.

Sin embargo, el talón de Aquiles del Consell está en la imprevisión de los dirigentes populares, que no consignaron en los presupuestos del Estado buena parte de las partidas inversoras que ahora reivindican. El ejemplo más llamativo de esta situación es la celebración de la Copa del América, en la que sólo se comprometió y especificó el canon que cada Administración aportaba a la empresa organizadora de la regata. Lo demás se fió a las buenas intenciones entre dirigentes de un mismo partido, el popular.