Graves apuros para Montgomery
La agencia antidopaje de EE UU le pide una sanción a perpetuidad
La USADA (Agencia nacional antidopaje de Estados Unidos)ha enviado una carta a Tim Montgomery y a tres atletas más en la que les acusa formalmente de violación de las normas antidopaje, solicita para ellos una sanción a perpetuidad y les convoca el lunes en sus oficinas para que respondan a los cargos. Junto al hombre más rápido del mundo -Montgomery posee el récord de los 100 metros con 9,78s desde septiembre de 2002- también han recibido la carta sus compatriotas Michelle Collins -campeona del mundo de 200 metros en pista cubierta en 2003-, Chryste Gaines -sólido miembro del equipo de relevos femenino de EE UU en Juegos y Mundiales- y Alvin Harrison-especialista en 400 metros, plata en los Juegos de Sydney, con una mejor marca de 44,09s-.
Los abogados denuncian un clima de "caza de brujas" y dicen que no hay pruebas
Los cuatro forman la última hornada de incriminados por el escándalo Balco, el chiringuito organizado en California por un saxofonista de soul llamado Victor Conte y un técnico ucraniano, Remy Korchemny, para importar, producir, distribuir y administrar sustancias dopantes a los mejores velocistas del mundo, pero a diferencia de los suspendidos de primera hora -el británico Dwain Chambers, recordman europeo de 100 metros, la mediofondista Regina Jacobs quien a los 40 años se convirtió en la primera mujer que bajaba de 4 minutos en los 1.500 metros en pista cubierta, y los lanzadores Melissa Price, John McEwen y Kevin Toth- ninguno de ellos ha resultado positivo en ningún control antidopaje. Quizás la razón de la no postividad fuera, como reconoció la doble campeona del mundo Kelli White, sancionado dos años tras confesar la ingesta de sustancias dopantes, el recurso sistemático a productos que no se detectaban en los controles tradicionales. Algunos, como la famosa tetrahidrogestrinona (THG), porque eran desconocidos en los laboratorios; otros, como la no menos famosa eritropoietina (EPO) porque no se sopechaba que pudieran utilizarlos atletas que no fueran de resistencia pura; otros, como el Modafinil, un estimulante ligero utilizado habitualmente por pilotos para vencer al sueño y por enfermos de narcolepsia, porque no se buscaban; y, por último, otros, como la hormona del crecimiento, porque aún no se ha dado con el método para encontrarla en la sangre o en la orina de los sospechosos.
Según los abogados de los acusados, que denuncian el clima de caza de brujas que se vive en el atletismo de Estados Unidos desde que, a imagen y semajanza de Conte algunos de los primeros sospechosos empezaron a denunciar a sus compañeros, todas las pruebas que existen contra ellos son puramente circustanciales, indirectas e interpretativas, son acusaciones de supuestos arrepentidos y descodificaciones de nombres en clave de supuestos productos, agendas, calendarios y protocolos de toma de productos.
Según la USADA, una agencia indepeniente puesta en marcha después de los Juegos de Sydney a raíz de que se demostrara que la anterior agencia, que actuaban en el ámbito federativo y del comité olímpico estadounidense, había ocultado decenas de casos positivos de deprtistas que acuderon a los Juegos de 2000, las pruebas con que cuenta son más que suficientes y ya no hace falta un análisis positivo para sancionar a alguien por dopaje: con pruebas indirectas vale. La USADA está, además, acuciada por la cercanía de los Juegos de Atenas, que comienzan el 13 de agosto, y cuyo primer paso, las pruebas de selección del atletismo, se celebra de 9 a 11 de julio. El Comité Olímpico Estadounidense se ha comprometido a enviar un equipo limpio a Atenas.
Como a Kelli White, que aceptó, a Montgomery, de 29 años, le han ofrecido cambiar una sanción a perpetuidad por una de dos años a cambio de su colaboración en las investigaciones. Sin embargo, se duda mucho que acepte. Montgomery sabe que su silencio garantiza la seguridad de su compañera Marion Jones, quien, sospecha, es el gran objetivo de la USADA.
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