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La incursión de rebeldes chechenos en Ingushetia causó 92 muertos

Ingushetia comenzó ayer un duelo nacional de tres días por las víctimas que dejó la incursión de la guerrilla separatista, que atacó simultáneamente tres localidades de esa república vecina a Chechenia. El número de muertos, que todavía no es definitivo, asciende a 92 personas -67 miembros de las fuerzas de seguridad y 25 civiles- y el de heridos, a 125. La guerrilla, mientras tanto, afirma en su página de Internet que las bajas de los rusos y colaboracionistas son mucho mayores: 150-200 personas y 300 heridos.

Aunque los rusos habían informado de la muerte de dos guerrilleros, los rebeldes dicen haber perdido seis hombres y tener 14 heridos. Estas bajas ocurrieron "en los combates callejeros, asaltos de las bases militares y policiales, y durante la retirada", se dice en una nota del emir Asadul divulgada por Kavkazcenter. Según la guerrilla, también destruyeron 23 vehículos militares y se hicieron con dos camiones llenos de municiones y armas. Por último, quemaron o destruyeron parcialmente "siete bases militares y policiales". La más importante de ellas es la sede del Ministerio del Interior, en Nazrán, la principal ciudad ingush.

Los rusos están consternados por el ataque de los separatistas, que pilló por sorpresa a militares y policías. "Lo ocurrido es otro acontecimiento que muestra el abismo que existe entre los dichos y los hechos de las actuales autoridades", comentó Iván Mélikov, vicepresidente del partido Comunista. El presidente Vladímir Putin está siempre hablando "venga o no a colación, de la amenaza terrorista, pero cada vez que los terroristas lanzan una incursión resulta una gran sorpresa para los servicios de seguridad y las autoridades", agregó.

"Terroristas imaginarios"

La prensa, por su parte, optó por un tono más irónico: el prestigioso diario Kommersant escribía ayer que mientras en Ingushetia repelían "a duras penas" los ataques de "terroristas de carne y hueso, los militares combatían con éxito a terroristas imaginarios" a orillas del Pacífico. Las maniobras las dirigía el ministro de Defensa Serguéi Ivanov, a quien se unió el presidente Putin.

Mientras tanto, Amnistía Internacional denuncia que en Ingushetia la situación ha cambiado dramáticamente en el último año. "Las violaciones de los derechos humanos, que durante largo tiempo fueron un signo distintivo del conflicto de Chechenia, ahora se han extendido a Ingushetia", afirma en su último informe. Éste confirma lo que ya se sabía, pues la situación comenzó a empeorar cuando el Kremlin impuso en Ingushetia al general del Servicio de Seguridad, Murat Ziázikov, un halcón que permite las prácticas comunes en Chechenia, a saber, las desapariciones y secuestros de personas sospechosas de simpatizar con la guerrilla separatista. Esta política ha tenido aparentemente el efecto contrario al deseado y ha radicalizado a los ingushes, muchos de los cuales ahora se han unido a la lucha de sus vecinos independentistas.

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