"Me habría encantado seguir, pero nunca me engañé"
Mertxe Agúndez (Bilbao, 1948) ha dotado de estabilidad al Ararteko desde una interinidad de casi cuatro años, en la que ha tenido además que ver a los grupos políticos dar pasos en falso sobre su relevo en las dos ocasiones en que lo han abordado. Quiere guardar la discreción y la elegancia hasta el final, pero no oculta que ha habido "fallos en las formas" que no deberían haberse dado.
Pregunta. ¿Se ha sentido tratada de modo adecuado?
Respuesta. El propio portavoz de EA, Rafael Larreina, hizo en el pleno el otro día una cierta autocrítica por el modo en que han hecho las cosas. También ha influido la situación política tan dura que se ha vivido y que ha hecho que los acuerdos, pequeños y grandes, hayan sido más difíciles.
"No he tenido presiones. Es una ventaja de que aquí no haya bipartidismo"
"Euskadi no es el país de las maravillas y hay muchos problemas tapados"
P. ¿Con qué sabor de boca se marcha?
R. Bueno. Desde el punto de vista del trabajo han sido años muy interesantes. Tenemos una sociedad civil rica, aunque Euskadi no es el país de las maravillas: hay muchos problemas tapados.
P. ¿Y desde el punto de vista de su larga internidad y las idas y venidas para la renovación del puesto? ¿Le ha dolido algo de todo este proceso?
R. Las formas deben ser exquisitas en democracia. A veces se olvida y no es algo menor. El Parlamento tiene que ser exquisito y algún fallo ya ha habido, como que yo me haya enterado de las cosas por la prensa.
P. ¿Las dos veces?
R. Sí. Lo que ocurre es que yo no quiero entrar ahí. Creo que he sido elegante y quiero serlo hasta el final. Esta vez coincidió con la presentación del informe. Tenía varias comperecencias informativas comprometidas y me encontré con la noticia en Internet. Eso está mal. Pero lo de [Joaquín] Oquiñena [el primer candidato a su relevo] fue lo más duro, porque coincidió con mi enfrentamiento con el alcalde de Pasaia [de EH] y yo tenía que tirar del carro de comparecer en el Parlamento emplazada por ese grupo mientras había una propuesta para renovar el cargo que no pasaba por mí. Ya he dicho que me habría encantado que me propusieran y seguir. Hubiera sido muy bonito, pero yo nunca me he engañado a ese respecto. De todos modos, he trabajado con respaldo, del equipo y también de los grupos parlamentarios.
P. ¿Cree que esa forma de actuación de los partidos ha dañado a la institución?
R. No, no creo. Es bueno que hayan llegado al acuerdo. La institución ha funcionado, ha trabajado con independencia y he procurado darle estabilidad en una situación que ha rebasado a todo el mundo. Por eso me cuesta también hacer una crítica dura. Ha podido molestar a alguien, porque a nadie nos gusta que nos recuerden lo que nos falta, pero también ha sido muy respetuosa. Si he tenido que poner el dedo en la llaga lo he puesto, pero teniendo en cuenta que las administraciones trabajan con recursos que siempre serán menores que las necesidades.
P. ¿Ha vivido más o menos presiones de las que hubiera esperado?
R. No he tenido presiones. Creo que es una ventaja de que aquí no haya bipartidismo.
P. ¿Habría trabajado de otro modo, puesto en marcha más cosas u otras distintas de haber sabido que iba a permanecer en el puesto tanto tiempo?
R. Creo que desde el principio trabajé con una perspectiva de futuro, aunque no lo tenía. Pero claro, no es lo mismo, no es bueno.
P. ¿Cuál diría que es el mayor enemigo de una institución como el Ararteko?
R. Sin duda, la dependencia de los grupos políticos.
P. Por lo que dice, de eso estamos a salvo.
R. Esperemos. Yo, por lo menos, eso he vivido.
P. ¿Ha vencido las resistencias de las administraciones a responder, a dar los datos que se le piden?
R. No, ha mejorado, pero les cuesta cambiar costumbres.
P. Una de sus últimas gestiones ha sido de nuevo el Alarde de Irún.
R. Es que han cambiado la norma, pero no el espíritu. Tiene que haber un impulso y un compromiso.
P. ¿Le ha contestado el alcalde, José Antonio Santano?
R. No, pero la gente es muy agradecida con este tipo de respaldos institucionales, se valoran mucho cuando todavía hay que luchar por lo evidente.
P. ¿Cuáles serían las luces y cuáles las sombras de todo su ejercicio?
R. La sombra es que no se ha desactivado la violencia. Y ahí me hubiera gustado poder conciliar más cosas en temas de paz. Las luces las veo en el voluntariado tan importante que nos encontramos en cualquier terreno que tocamos.
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