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Reportaje:Eurocopa 2004

Italia se despide indignada

El error del meta danés que provocó el 2-2 que necesitaban Suecia y Dinamarca para echar al equipo de Trapattoni se examinará con lupa

Santiago Segurola

Italia sospechaba de la conjura nórdica y ahora tiene material inflamable para polemizar sobre su eliminación. Suecia empató con Dinamarca en el último minuto de un partido magnífico. Nunca dio sensación de enjuague, pero el tanto sueco tuvo el don de la oportunidad de la misma manera que el portero Sorensen tuvo el don de la inoportunidad. Su error será examinado con lupa. Despejó con una blandura inesperada un centro sencillo y dejó la pelota en pies suecos. Fue el empate a dos, el resultado que necesitaban los dos equipos escandinavos para clasificarse y que eliminaba a los italianos cualquiera que fuera su suerte frente a Bulgaria. Italia venció en el último minuto, en medio de una agonía que se hizo insuperable cuando Cassano se enteró de la inutilidad de su gol. Fue el corolario de la pesadilla que ha sufrido el equipo desde el primer partido: los malos resultados, el salivazo de Totti a Poulsen, las críticas a Del Piero y Vieri, la sensación de que el destino de Italia estaba firmado. Se va junto a España. Los países con las Ligas más poderosas del mundo se despiden los primeros.

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La jornada de ayer confirmó que el fútbol es un juego muy juguetón, misterioso, capaz de emitir una señal y la contraria casi sucesivamente. La Eurocopa de las tres últimas jornadas no recuerda ni por asomo al triste torneo que arrancó con partidos mediocres. Lo que parecía la consagración del tedio ha dejado paso a un festival de energía, emociones y sorpresas. Una de ellas ha sido la eliminación de España, que se va de Portugal sin dejar un detalle. Es lo más lamentable de una selección que no ha tenido ningún peso.

El salto de la Eurocopa comenzó con el vibrante Italia-Suecia, partido que inauguró el fútbol tal y como quieren los aficionados. Desde entonces se ha visto uno de los encuentros más impresionantes de los últimos 20 años, el formidable Holanda-República Checa, duelo de tal calibre que ha señalado el camino a todos los equipos. Como si pretendiera honrar aquel inolvidable choque, la Eurocopa ha despegado de su mediocridad inicial para ofrecer todo lo que hace grande al fútbol: grandes partidos y grandes protagonistas.

Cuesta creer el destino de Fernando Torres, Vicente, Xabi Alonso o Joaquín en un torneo que otros jóvenes no desdeñan. Wayne Rooney tiene 18 años, pero no es un tímido. Se ha convertido en una de las sensaciones del torneo por varias razones. Es el novato que ilusiona y parece tocado por la gracia del gol, pero eso no cuestiona sus méritos. Ha jugado con el descaro que les faltó a los chicos españoles, sin ningún temor, como se espera de los futbolistas ambiciosos. Rooney no ha sido el único. El sueco Ibrahimovic, el holandés Robben, o el propio Cassano, han estado a la altura de las expectativas. Alrededor de ellos comienza a apreciarse un núcleo muy interesante de jóvenes.

Pero la Eurocopa tiene más protagonistas que los integrantes de la nueva generación. Algunos veteranos se resisten a abandonar el cetro. Zidane es el caso más relevante. O tiene un gran sentido escénico, la cualidad que le permite brillar en los grandes torneos, o no es el fubolista decaído que se arrastró en los últimos partidos de la Liga. El ejemplo de Zidane ha obligado a Henry a salir de la atonía. Frente a Suiza se descolgó con algunas acciones que recordaron al deslumbrante jugador del Arsenal.

Hay algo parecido al efecto contagio en la Eurocopa. Al Holanda-República Checa han seguido varios partidos excelentes. Al ejemplo de Rooney se han añadido otros varios jóvenes. Junto a Zidane aparecen varios veteranos magníficos: Figo fue capital en la victoria frente a España; Scholes dirigió con su astucia habitual a los ingleses en el triunfo sobre Croacia; Nedved estuvo asombroso en el duelo con Holanda. Así está la Eurocopa en estos momentos. Los que no están son Italia y España. Eso, un juego muy juguetón.

Vieri expresa la desolación y la rabia de la selección italiana al enterarse de que el gol final de Cassano no valía para nada tras el temido empate a dos entre suecos y daneses.
Vieri expresa la desolación y la rabia de la selección italiana al enterarse de que el gol final de Cassano no valía para nada tras el temido empate a dos entre suecos y daneses.ASSOCIATED PRESS

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