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FÓRUM 2004 | Diálogos

Expertos en justicia internacional concluyen que la ONU debe reformarse

Richard Goldstone pide que se establezca cuándo están justificadas las "intervenciones humanitarias"

Lluís Pellicer

La ONU ha sido el marco en el que ha evolucionado y progresado el derecho internacional tras la II Guerra Mundial, y ello a pesar del paréntesis de inoperancia que supuso la guerra fría. Sin embargo, debe enfrentarse a una revisión de sus órganos. Éstas fueron las conclusiones del diálogo del Fórum sobre justicia internacional que ayer formuló el juez surafricano Richard Goldstone, ex fiscal jefe del Tribunal de La Haya para Yugoslavia y Ruanda, quien también abogó por que la ONU defina en qué ocasiones están justificadas las "intervenciones humanitarias".

Goldstone sostuvo que la ONU es el organismo que permitió el progreso de la legalidad y el mantenimiento de la paz durante el siglo XX a partir de su carta fundacional, que prohíbe el uso de la fuerza militar con las excepciones fijadas por el Consejo de Seguridad. Pero este órgano de las Naciones Unidas, sostuvo el juez, está ya caduco. "No refleja en su estructura la realidad mundial. Francia y el Reino Unido tienen escaño permanente, mientras que no lo posee Alemania, que es hoy potencia europea. Tampoco Japón, que después de Estados Unidos es el mayor donante de fondos", recordó.

La amenaza del veto que pueden usar los cinco miembros permanentes -el Reino Unido, Francia, Estados Unidos, Rusia y China- bloquea la acción de las Naciones Unidas, puesto que la Asamblea General en principio no puede pronunciarse acerca de los asuntos de que trata el Consejo de Seguridad. A juicio de Goldstone, cuando el Consejo no actúa, de algún modo es más fácil que lo haga uno de sus miembros, como en el caso de la intervención de Estados Unidos en Irak, donde la superpotencia "se atribuyó el derecho de intervención", por lo que se terminó por "soslayar la ley". "Lo que finalmente ocurrió", reflexionó Goldstone, "es que Estados Unidos creía que podía actuar solo. Y ha tenido que volver al sistema de Naciones Unidas. Por primera vez, el país se ha dado cuenta de que no es lo bastante fuerte para ser la policía del mundo y se encuentra desbordado".

En las conclusiones de los debates, también se reclamó que la ONU defina el concepto de "intervención humanitaria" sin esperar a que lo hagan los "países más poderosos". Como ex fiscal de los tribunales penales especiales para Yugoslavia y Ruanda, Goldstone recordó que el derecho humanitario internacional ha experimentado un "gran progreso". "Hemos avanzado, sobre todo desde la aprobación de los estatutos del Tribunal Penal Internacional, donde se tipifican delitos como los relacionados con la violencia sexista. Además, hay que recordar que ello supuso que muchos Estados incluyesen en sus legislaciones normas específicas sobre estos delitos, lo que constituye un gran logro", terció Goldstone.

Al parecer del juez, el panorama no es tan oscuro como pintan algunos, sino que se le antoja mucho mejor desde que se creó el Tribunal Penal Internacional, cuyo estatuto ya habrán ratificado a finales de año más de 100 estados, 40 más de los que se necesitaban para que empezara a funcionar. "En este proceso, las ONG también tuvieron su papel, puesto que algunas organizaciones, como Human Rights y Amnistía Internacional, saben suscitar la atención de los Estados", señaló.

Aseguró Goldstone que los recientes acontecimientos internacionales han lanzado un nuevo desafío a la ONU: la eliminación de la presencia de "los mercenarios modernos". "Esta nueva policía la forman los agentes que han contratado varias empresas de seguridad y contratistas privados, que se destinan a países como Irak y que no tienen ninguna formación en derechos humanos", remachó.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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