A mi hermana María, que murió en Andújar

El 1 de abril padeces una crisis en tu enfermedad y vas al hospital. Quedas ingresada en la planta de enfermos críticos del Hospital Alto Guadalquivir de Andújar (Jaén). Allí estabas bien atendida por varios doctores, destacando el doctor Carmona, que se interesó especialmente y fue el que te mejoró notablemente.

El día 8 de abril, Jueves Santo, nos dicen que debido a que estás mejor te tienen que pasar a planta. Y aquí todo varía. En la habitación a la que te envían hay una enferma gravísima, esperando la muerte, según nos dicen sus familiares. La estancia aquí ya se la pueden figurar.

El día 10, sábado, la doctora le dice a mi hermana que le pensaba dar el alta pero que iba a esperar al día siguiente. Esa noche, sobre las 23.00 y hasta las 6.00 del día siguiente, la enferma que estaba en la misma habitación se agrava y precisa de los cuidados de enfermeras y médicos. Las luces están encendidas y a tu familia nos mandan al pasillo... puerta abierta de par en par.

El día 11 de abril, día en que la doctora te iba a dar el alta, amaneces con dolor en el costado derecho. ¿Puerta abierta toda la noche? Posiblemente. Te hacen radiografías, pero tu dolor no pasa... así hasta el final. Mueres el día 13 a las 2.45.

Quiero escribir esta carta para decir:

1. Que has muerto como una muy buena cristiana por tu comportamiento de aceptación, resignación y agradecimiento a todos los que te atendieron cuando ya sospechabas que ibas a morir.

2. A los que tengáis que estar en este hospital por enfermedad, no hay que ser tan prudentes: usad vuestros derechos para que la estancia sea digna y humana.

A los pocos días de morir mi hermana fuimos al hospital para dar las gracias al doctor Carmona, que se portó muy bien cuando atendió a mi hermana, y también para presentar las quejas a los dirigentes responsables de la estancia tan desafortunada y triste que tuvo mi hermana, ya que se dio cuenta de todo.