Tarantino: "El cine de violencia y de acción es el cine por excelencia"
El director presenta en Madrid, junto a su novia, Sophia Coppola, 'Kill Bill Vol. 2'
Simpático, perspicaz y ocurrente, Quentin Tarantino presentó ayer en Madrid su nueva película, Kill Bill Vol. 2, la parte que faltaba de su refinada, a ratos angustiosa y muy entretenida mezcla de acción, kung fu, samuráis, venganza, y spaghetti western, con dos guerreras que parecen, como diría Capote, el sueño de un presidiario: Uma Thurman y Daryl Hannah. "La cámara se inventó para besar y matar", dijo Tarantino junto al productor Lawrence Bender y al actor David Carradine, antes "pequeño saltamontes" y ahora maestro sutil que mata y cuida niñas.
"Mi objetivo con Kill Bill era rodar las mejores tomas de acción del cine. Si lo he conseguido o no, será decisión del público. Pero no quería hacer una película de acción que estuviera bien, sino una película de acción que fuera una obra maestra.
Cuando era pequeño quería dirigir cine de acción. La acción es tremendamente cinematográfica. Para mí, el cine de acción es el cine por excelencia".
Tan histriónico y locuaz como siempre, Quentin Tarantino, que vino a Madrid con su novia, Sofia Coppola, habló ayer sin parar de la segunda parte de esta película "épica" que se estrena en España el 23 de julio y cuyo tema principal, según dijo sin cortase un pelo, "es el amor maternal".
Para el director de Pulp Fiction, "La Novia (Uma Thurman) es como una leona que defiende a sus cachorros". Probablemente no bromea, pero ese amor letal no engaña a nadie. La violencia es el eje fascinador que teje una vez más la original mirada del responsable de Reservoir Dogs, o Jackie
Brown, que ayer reconoció que la presencia de la violencia en las dos entregas de Kill Bill obedece, sobre todo, a razones estéticas. "Sí, la violencia seduce, y eso es algo que hay que saber, como hay que saber que es totalmente gráfica, fascinantemente cinematográfica. Por eso se utiliza tanto. Cuando la cámara se inventó, se inventó para ver matar y para ver besar".
Tarantino utiliza aquí la violencia con una profusión más elegante y menos sangrienta que en la primera parte (más de cien muertos allí contra apenas un par aquí, como recordó el sereno e irónico David Carradine), y su gran efectismo visual depende del uso de muy diferentes estilos, encuadres, ritmos y texturas. Al precoz Tarantino (Knoxville, Tennessee, 1963) siempre le ha gustado usar diferentes formatos y técnicas: "Lo que necesito para transmitir emociones, lo utilizo".
Quizá por eso en sus películas siempre aparecen sus gustos más personales, sus vicios de cinéfilo raro, oblicuo y orientalizante: "Cuando veo las dos entregas de Kill Bill me da vergüenza: me veo muy reflejado, son un trabajo muy personal".
"Es una película épica que en la primera entrega busca la sensación de acción y en la segunda explica todos los interrogantes de la primera", añade Tarantino, que se divierte como un niño enumerando los elementos que contiene su macedonia de homenajes, varias películas en una: "Uno, hay kung fu; dos, hay venganzas; tres, hay samuráis; cuatro, hay spaghetti western. Y cinco, su título es Kill Bill, Matar a Bill, así que la violencia está ya en la etiqueta, en el cartel".
En la cinta, después de eliminar a sus antiguos colegas O-Ren Ishii (Lucy Liu) y Vernita Green (Vivica A. Fox) en Kill Bill Vol. 1, La Novia (Uma Thurman) trata de culminar su venganza. Ya ha eliminado a dos de sus enemigos, pero aún le quedan otros dos: Budd (el gran Michael Madsen, hermano de Bill) y Elle Driver (Daryl Hannah), antes de centrarse en su último objetivo, Bill, un David Carradine que se confesó feliz de haber trabajado con Quentin después de haber estado, dijo, "25 años tratando de escapar del papel de Kung Fu".
Serpientes, sables, pistolones, artes marciales más o menos nobles, torturas chinas, ojos que ruedan por el suelo... Todo vale para matar a Bill, y Tarantino dejó ayer abierta la posibilidad de una tercera entrega, basada en la venganza de la hija de Vernita. Quizá en 15 años: "Una de las grandes ventajas de contar con amigos, no sólo con actores, es que puedes hacer planes a largo plazo", dijo Tarantino refiriéndose a su amistad con Thurman.
El director confirmó, además, que tiene en marcha dos nuevos guiones -"por ahora sólo estoy tomando notas y cuando vuelva a casa me pondré a escribir"-, pero después de haber empleado casi dos años en escribir las dos entregas de Kill Bill, tendrá que acabar con la promoción mundial de Kill Bill Vol. 2 y centrarse en las ediciones en DVD de las dos partes -la primera se pone a la venta en España el día 30-. "Más adelante habrá una edición especial para coleccionistas que quiero supervisar personalmente. Kill Bill no acabó con el rodaje".
Moore y la piratería
Presidente del jurado del último Festival de Cannes, que concedió la Palma de Oro al documental de Michael Moore Fahrenheit 9/11, que ha sembrado la polémica en Estados Unidos por su ataque descarnado al presidente Bush, Tarantino afirmó ayer ser "quizá, el director menos político que hay", y por eso, añadió, "nunca he tomado posiciones políticas ni decisiones políticas". La película de Moore, reiteró el director, fue premiada en Cannes "por su calidad cinematográfica".
También en Cannes fue donde Tarantino expresó una posición ambigua sobre la piratería, que ayer explicó mejor: "Que salgan vídeos y DVD piratas de Kill Bill no me gusta nada, y espero, con la ayuda del FBI, llevar a la cárcel a los responsables. Pero en el caso de China, donde el Gobierno no deja ver la película, me gustaría que la gente pudiera verla allí, y ésa es la única forma".
Babelia
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