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Reportaje:

La brigada antihumo

Voluntarios participan en una campaña contra el tabaco en el hospital Reina Sofía

13.00 horas de ayer. Los descansillos de las escaleras del Materno Infantil del hospital Reina Sofía están incandescentes. Pero José Luis Bermejo está allí para evitarlo. Este hombre, presidente de la Asociación Andalusí de Trasplantados Hepáticos, es uno de los voluntarios que desde ayer abanderan una campaña para erradicar el consumo de tabaco en este complejo hospitalario declarado Centro Libre de Humo en 2001.

José Luis Bermejo conoce la ciudad sanitaria cordobesa como la palma de su mano por su experiencia como trasplantado de hígado y como presidente de la asociación. Ayer precisó que la zona en la que más se fuma es en el Materno Infantil. Bastaron veinte minutos subiendo y bajando escaleras para detectar a media docena de ansiosos de la nicotina.

José Luis es cortés pero rotundo. "Estamos haciendo una campaña para evitar..., debe saber que el humo se cuela en las habitaciones de los niños y nos perjudica a todos..." Su discurso es firme y variado. Entrega un folleto y la colilla al suelo porque no hay ceniceros. Sería un reclamo perverso colocarlos.

El hospital está lleno de carteles que invitan a no fumar, pero la gente "se hace la despistada" y sigue teniendo la costumbre de irse a las escaleras. Ayer no fue detectado ninguno en los pasillos. José Luis no se puede reprimir: "Lo del Materno es de vergüenza". Cada dos horas, las limpiadoras tienen que pasar por allí para limpiar la alfombra de colillas, inclusos paquetes, en las entreplantas.

En las escaleras del Materno, la trabajadora social Alicia García da la bienvenida al miembro de la brigada antitabaco. "Aquí tenéis que quedaros; es un sitio clave", les dice. Se trata de la zona cercana a la Unidad de Cuidados Intensivos, y "aquí están nerviosos", razonó la trabajadora social.

En esta zona estaban José Prieto, de 47 años, y Francisco Barrasa, de 35 años. Ambos tenían ya el cigarro en la boca y se disponían a disparar su mechero. Pero José Luis llegó raudo desenfundando su folleto y su discurso amable. "No me salgo fuera porque estoy esperando a que me llamen, sino me iría", alegó Barrasa mientras enfundaba su cigarro. Su hija está en postoperatorio y está nervioso. Poco después, los dos estaban en la calle echando su pitillo y José Luis Bermejo les agradeció su civismo.

Ayer, los tres voluntarios que patrullaron con sus armas informativas detectaron a medio centenar de fumadores. "Tenemos la potestad de llamar a seguridad para que echen del recinto a quien no colabore", afirmó. Pero no ha sido necesario de momento. Además, todos eran familiares. "Los profesionales se lo tienen aprendido", explicó Bermejo. Una encuesta del centro refleja que en tres años se ha rebajado la adicción al tabaco un 6,5% entre los profesionales sanitarios.

Ayer fue el primer día de la brigada antihumo y, José Luis Bermejo, que fue acompañado en principio por un par de compañeros, incidió en que hacen falta más voluntarios. Todo sea por llevar los malos humos a la calle.

José Luis Bermejo, ayer en el Reina Sofía de Córdoba.
José Luis Bermejo, ayer en el Reina Sofía de Córdoba.F. VARGAS

1.850 fumadores

La brigada antitabaco que ayer comenzó a sacar el humo del Reina Sofía sólo encontró a su paso familiares de pacientes. Eso se debe a dos cuestiones: a que los profesionales del centro parece que tienen aprendida la lección de fumar en la calle; y a que en tres años ha descendido un 6,5% el numero de fumadores entre el personal sanitario. Según ese sondeo de la Unidad Especializada de Tabaquismo, 1.850 personas son fumadores habituales en el hospital. Estos datos sitúan al centro por debajo de la tasa de prevalencia de fumadores en un 30,6%, mientras que la Encuesta Nacional de Salud de 2001 ronda el 34% para la población general.

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