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Reportaje:Eurocopa 2004 | Portugal-España, los favoritos, en la cuerda floja

El huevo pinochetista

Acostumbrado a los duelos fronterizos, Scolari intenta infundir ardor guerrero a sus jugadores

Diego Torres

A horas del duelo con España, un partido que dictará si se convierte en héroe o pasa al olvido entre los portugueses, Luiz Felipe Scolari, brasileño de toda la vida, se nacionalizó de palabra: "¡Yo trabajo para este país", dijo; "yo pago impuestos en Portugal, tengo mi espíritu en este país, no tengo rabia de nadie... ¡Yo soy portugués!".

Los jugadores de Brasil que ganaron la Copa del Mundo de Corea y Japón hace dos años, se reían de él con la excusa de reírle las gracias. Si daba una orden, era poco probable que la cumpliesen. Y, si lo hacían, era poco probable que se lo tomasen en serio.

Scolari, sin embargo, es mayoritariamente considerado un gran gestor en Portugal. Un tipo de una sola pieza. Honrado, justo y riguroso. Le llaman O Disciplinador y goza de la aclamación casi mayoritaria de la prensa, que no de los jugadores. Entre los veteranos, cuenta con detractores sigilosos.

"Es una guerra. O morimos nosotros o mueren ellos", conjura a los suyos
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Hombre rústico, gauchesco, criado en las llanuras agropecuarias de Rio Grande do Sul, Scolari, de 56 años, se parece más a un uruguayo o a un argentino que a un brasileño. Por situación geográfica y por cultura, Río de Janeiro e incluso São Paulo pillan un poco lejos de su hierba mate y su ética del trabajo. Por carácter, este técnico al que también llaman Sargentão, es el opuesto al espíritu carnavalesco. El que dijera en una entrevista que "Pinochet no lo ha hecho tan mal" revela algunos aspectos de su personalidad.

Llegados a este punto, nos imaginamos a Scolari escuchando Viejos camaradas frente al tocadiscos. Sin embargo, es probable que el aire tropical le ablandara un poco, como dijo una de sus principales apoyaturas, la psicóloga brasileña Regina Brandão: "Él es como un huevo: duro por fuera, gelatina por dentro".

Como quien pela un huevo discurrió el discurso de Scolari en el que fue, ayer, su último gran mensaje a la nación antes del partido. Acostumbrado, como hombre de la frontera que es, a los duelos entre Brasil y Uruguay y entre Brasil y Argentina, el técnico se ocupó de infundir el ardor guerrero en el melancólico pueblo portugués y en sus melancólicos jugadores como si el partido de hoy fuese un gran clásico suramericano. Comenzó diciendo que el encuentro contra España "es una guerra" y que intentaba inyectar "espíritu guerrero" a sus muchachos porque la situación era "de mata-mata". Esto es: de eliminatoria. "O morimos nosotros o mueren ellos", explicó con palabras duras como cáscaras.

Luego se fue ablandando hasta ponerse como la gelatina según hablaba de cuestiones más técnicas. "Por lo que se anuncia del trabajo de Iñaki [Sáez]", dijo, "España jugará como lo ha venido haciendo: con dos extremos muy hábiles, con Joaquín, que tiene una calidad espantosa en el dribling...".

Scolari confesó que su decisión de hace tres días de sentar a Couto y Rui Costa en favor de Deco y Carvalho, utilizando el eje del Oporto, fue una consecuencia de haber permanecido ignorante durante los últimos dos años: "Hace una semana fue la primera vez que trabajé con los 23 jugadores juntos. Pasa como con los novios de siete años, que se casan y se divorcian a los dos días. Conviven juntos, duermen juntos, se conocen ¡y... claro!".

"La bola parada será muy importante contra España", continuó el seleccionador, "porque es importante en el fútbol actual, a favor y en contra. La entrada de César por Marchena refuerza a España en el juego aéreo en el ataque. España tiene de todo. Nosotros tenemos que ganar. Si hubiéremos tenido cualidades, ya estaríamos clasificados. Si no ganamos, para mí sería un fracaso. Si perdemos, seré el culpable; si ganamos, formaré parte de un grupo. Pero como dice el refrán: 'El que no tiene dinero, con arroz y frijoles echa barriga".

Luiz Felipe Scolari, durante su conferencia de prensa de ayer.
Luiz Felipe Scolari, durante su conferencia de prensa de ayer.REUTERS

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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