"El estadio está terminado"
El chiste nació en Atenas y poco tiempo después ya se había extendido por medio mundo: ¿Cómo se dice retraso en griego? Respuesta: Kalatrava. La lentitud de la construcción de la cubierta del estadio olímpico, que por fin ocupó su puesto esta semana, ha simbolizado todos los problemas, que han sido muchos -incluido un aumento del presupuesto previsto, que ha pasado de 4.600 a 6.000 millones de euros-, de la ciudad de Atenas para tener a punto todas las instalaciones de los Juegos a tiempo para su inauguración, el 13 de agosto. El Kalatrava del chiste es Santiago Calatrava, arquitecto español del anillo olímpico ateniense, quien no grita eureka como Arquímedes pero dos meses antes del comienzo de los Juegos proclama con igual alegría y alivio: "El estadio está terminado". "En el se mezcla la matemática del Partenón con la suavidad de Santa Sofía", dice.
Pregunta. ¿Por qué aceptó la propuesta de realizar las obras de estadio olímpico de Atenas?
Respuesta. Hacer un trabajo en Atenas es algo fascinante, ya que se trata de un entorno histórico lleno de referencias del olimpismo auténtico. Queríamos hacer una obra acorde con ello en la que predominara el sentido de la belleza y de la estética.
P. Con todo el retraso que se están produciendo en las obras, ¿Ha llegado a temer que no se llevara a cabo su proyecto?
R. No. Nos embarcamos en la empresa de hacer el anillo olímpico en octubre de 2001. Hicimos un plan maestro contando con las entradas, los ejes y las grandes conexiones del anillo. Esto ya lo sabíamos a la hora de firmar el contrato. Pero, a pesar de los obstáculos, confiamos en que se podía hacer; apoyándonos unos a otros hemos pasado las épocas de crisis con bastante serenidad.
P. ¿Cómo se encuentran las obras en este momento?
R. El estadio está terminado, sólo quedan tareas marginales de pavimentación, de posición de barreras, de limpieza del estadio y, por supuesto, de acabar de cubrir la cubierta. Ahora le falta el 30%, pero se está todo haciendo a un ritmo vertiginoso.
P. ¿Ha tenido que rechazar alguna parte de su proyecto inicial por falta de tiempo?
R. Finalmente hemos llevado a cabo el 95% del proyecto. El único elemento que no construiremos es el monumento olímpico, algo que, en realidad, es puramente simbólico. Lo único que he echado de menos es no tener un monumento vertical que se pudiera ver desde muchos sitios. Hemos tenido 18 meses de construcción y en ese tiempo se han puesto en obra más de 30.000 toneladas de acero con las que se han construido, entre otras cosas, el ágora y el muro cinético. También se ha cubierto el velódromo un mes y medio antes de la fecha prevista. El estadio se cubrió cuatro semanas después de la fecha tope pero el desplazamiento de las dos partes del estadio se ha realizado dos semanas antes de la última fecha límite. En realidad, hemos tenido mala suerte porque este año ha nevado en Atenas y también ha habido días con un viento muy fuerte y eso es peligroso al montar a 70 metros de altura.
P. ¿Cuál ha sido su fuente de inspiración al realizar el anillo olímpico?
R. Queríamos darle un ambiente mediterráneo con el agua y los árboles. Se han plantado más de 2.500 árboles, y de 100.000 arbustos. También hemos utilizado colores como el blanco y el azul de la bandera griega, con todo ello hemos querido reflejar el modo de vida ateniense. Los arcos no creo que resulte un elemento extraño porque en toda la arquitectura bizantina están muy presentes. Aquí se mezcla la matemática del Partenón con la suavidad de Santa Sofía. He querido hacer una referencia clara a Atenas y al Mediterráneo.
P. ¿Cree que los griegos se van a identificar con su obra?
R. Yo creo que sí. Es un país muy abierto, no hace falta mucho tiempo para considerarse aquí como en casa. Se trata de un país con un modo de vida peculiar y que se vuelca con el extranjero, una tradición que conservan desde la antigüedad. He trabajado en Grecia como si fuera griego, me he identificado con el olimpismo en el país donde nacieron los juegos. Espero que la gente pueda leer el anillo olímpico como un mensaje de acogida a la gente del mundo que venga aquí, a Atenas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.