La quinta de Van der Vaart se prepara

La televisión holandesa emite un programa todas las noches desde la concentración de Alemania, en un rincón perdido de Almancil. Siguiendo la línea de costa unos 20 kilómeros hacia el oeste, en la populosa Albufeira, los jugadores de Holanda se sientan frente al televisor para reírse un rato de sus vecinos, después de cada cena. El portero de la Real Sociedad, Sander Westerveld, lo explica con una sonrisa: "¿Qué pasa con los alemanes? Mirando la tele lo sabemos todo. Han dicho que sus entrenamientos son un poco raros. Piensan que están muy bien de táctica y en los últimos días se han dedicado a hacer trabajo físico. Völler ha dicho que para tener posibilidades de ganar, primero tienen que ganar los duelos, los uno contra uno. Se entiende que ellos se posicionan como defensas frente a nuestros delanteros. Piensan así, y en cómo contragolpear. La mentalidad de un holandés es: '¿Cómo haremos para meterles más de un gol?'. La mentalidad alemana, al revés: 'Vamos a defendernos, si podemos contratacaremos, y si no, guardamos el 0-0'. Völler ha dicho que se conforman con un 0-0".

Envuelto en polémicas como no puede ser de otra manera en Holanda, Dick Advocaat, el seleccionador, ha diseñado un equipo titular en el que se quedan fuera Makaay, Kluivert y Frank de Boer; y en el que dos de las nuevas estrellas se recolocan fuera de sus posiciones más naturales. Van der Vaart, el segunda punta del Ajax, jugará como extremo izquierda y Sneijder, que actúa mejor por detrás de los puntas, dejará su sitio a Cocu para tirarse a la derecha por detrás del extremo Van der Meyde. A estos "duelos" se refiere Völler: los que mantendrán sus defensas contra los extremos; y el que librará el centro de su zaga frente a Ruud Van Nistelrooy, un jugador que se alimenta con centros.

"Van deer Vaart no es tan rápido como Overmars", dice Westerveld; "pero tiene una técnica muy buena y eso le permite desbordar por habilidad y centrar cuando está a diez metros del vértice del área".

Si se juega como se vive, no hay mejor laboratorio sociológico que el que ofrecen Holanda y Alemania. La Mannschaft se ha instalado en un hotel en el que viven aislados, lejos de pueblos y de ciudades. No se advierten mezclas raciales significativas en sus filas. Los holandeses, que se ríen de sí mismos y de su carácter multirracial, se clasifican entre autóctonos y todóctonos, y están concentrados en un lugar lleno de turistas, compartiendo terrazas y campos de golf con gente de toda Europa. "Por las noches", cuenta Westerveld, "nos quedamos hablando hasta tarde, tomando un café en el jardín. Hablamos sobre cómo posicionarnos en el campo, sobre cómo movernos y tener la pelota. Todo el tiempo. Bla, bla, bla, bla... A veces no nos damos cuenta de que el Ajax de Cruyff ganaba partidos por 1-0 y después se dedicaba a defender tocando, tic-tac-tic-tac. Nosotros, si metemos un gol queremos ir a por el segundo. Esa mentalidad nos ha hecho fallar".

Frank de Boer, que se prepara para perder la titularidad a favor de Stam y el zurdo Bouma, no se fía un pelo de los alemanes: "Si comparas al Ballack del año pasado con el de este año, se trata de otro jugador. Pero tienen hombres en el Stuttgart y en el Werder Bremen que han jugado increíblemente bien y nadie parece darse cuenta. Kuryanyi, Baumann, Lahn... son grandes jugadores de equipo. Ellos saben que el equipo es su fuerza. Espero que no se den a conocer en este torneo".

Holanda es virtuosa y Alemania es temible cuando compite. Como dijo Ronald Koeman: "Los alemanes son definitivamente peores que nosotros. Es cuando tenemos que jugar contra ellos cuando las cosas se ponen complicadas".