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Reportaje:Eurocopa 2004 | Un clásico entre dos potencias con estilos opuestos

Más que un partido

Holanda y Alemania, dos conjuntos irreconciliables, se enfrentan con el recuerdo de la final del Mundial de 1974 al fondo

Ramon Besa

Treinta años después de La Naranja Mecánica, los enfrentamientos entre Holanda y Alemania continúan siendo más que partidos de fútbol. Para Franz Beckenbauer, por ejemplo, el encuentro de hoy acabará, como es costumbre, con la victoria germana. "Holanda se derrota sola porque se roba su propia calidad", ha dicho en una afirmación que escuece, y mucho, en el bando rival, que perdió (2-1) la final de la Copa de Mundo de 1974 precisamente ante el equipo del kaiser después de haber protagonizado un campeonato deslumbrante presidido por el fútbol total.

La afrenta de Beckenbauer vino precedida de una declaración que, no por repetida, resulta menos desafiante del delantero centro holandés Van Nystelrooy, heredero de Van Basten, hijo, a su vez, de Johan Cruyff, director de aquel equipo orange que enamoró incluso a aquéllos a los que no les gustaba el fútbol durante el decenio de los 70. "Los encuentros contra Alemania nos motivan de manera especial", precisó el ariete del Manchester United; "no se olvida fácilmente cuanto ocurrió en la Segunda Guerra Mundial".

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Y así podrían estar una y otra parte hasta el juicio final porque son irreconciliables. A Alemania siempre le ha gustado jugar con la mirada puesta en el marcador y Holanda está tan ensimismada en la pelota que le sobran hasta las porterías. "Llegó un momento en el que, en vez de a meter el balón dentro del marco, jugábamos a ver quien le daba a la cruceta", confiesa Cruyff cuando se le pregunta por el ensimismamiento de aquel añorado conjunto, integrado por futbolistas irreconciliables del Ajax y el Feyenoord, capaces de desplegar en la cancha unos movimientos que ninguna pizarra consiguió recoger.

Una y otra selección son esclavas, de alguna manera, de aquella final de 1974. Holanda sigue enamorada del juego y Alemania del resultado y entre medias, cuando se encuentran, se atizan. Hay quien recuerda todavía a más de un jugador holandés mofándose de la zamarra alemana en las semifinales del Europeo de 1988, disputado en Múnich, y a nadie se le ha olvidado el crochet de Rijkaard a Völler en el Mundial de Italia 1990. Rudi Völler es hoy el seleccionador alemán, el mismo que ha advertido a sus muchachos de que tendrán que ser duros con los holandeses: "Hay que darlo todo en este partido".

Jugará, por supuesto, Kahn, que hoy justamente cumple 35 años y no se perdonaría en la vida perderse un partido contra Holanda. Y también se alineará como único delantero Kuranyi porque Völler quiere dar consistencia a la línea de medios para que Ballack se sienta cómodo. El truco alemán, sin embargo, está en los faros, en los laterales Friedrich o Hinkel y Lahm, que en la Eurocopa pasarán la prueba del algodón.

Alrededor de Holanda hay muchas incógnitas. Cruyff ha sintentizado muy bien el problema: "La selección actual no es tan buena como la que ganó el torneo en 1988. Tiene muchas estrellas, pero me pregunto si será capaz de formar un equipo".

Dick Advocaat está metido en el asunto y, de momento, no paran los lamentos. El seleccionador parece dispuesto a seguir el modelo de Rijkaard en el Barcelona y dispondría de un solo delantero, Van Nistelrooy, y de un extremo, Van der Meyde, mientras que Van der Vaart ejercería de Ronaldinho y Sneijder llevaría el mando del equipo.

"Los números dicen que soy el máximo goleador de la historia de Holanda y el entrenador ni me ha llamado a consulta como ha hecho con otros compañeros para decirme los motivos por los que presuntamente no voy a jugar. Yo he crecido en el 4-3-3; Van Nilstelrooy, no", se ha quejado Kluivert. "Yo tampoco entiendo mi suplencia", ha añadido Makaay: "Juego en el Bayern Múnich y los alemanes me temen especialmente". Van Nistelrooy ni se ha inmutado y, pensando en su gran capacidad goleadora, ha respondido simplemente: "Ganará quien marque el primer gol".

Frente al escepticismo que despiertan ambas selecciones por sus derrotas en los dos últimos partidos amistosos, se impone el recuerdo y la añoranza. Holanda y Alemania evocaran hoy el duelo de 1974, justamente 30 años después que La Naranja Mecánica se presentara públicamente en un partido contra Uruguay.

Völler da instrucciones a sus jugadores ayer durante una sesión de trabajo.
Völler da instrucciones a sus jugadores ayer durante una sesión de trabajo.EFE
Ballack exhibe su dominio del balón.
Ballack exhibe su dominio del balón.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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