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La huella de Portland era de Orán

La policía española creó un equipo especial para averiguar que una impresión dactilar del 11-M era de un supuesto terrorista argelino y no de un abogado musulmán de EE UU

Jorge A. Rodríguez

Brandon Bieri Mayfield no entendía nada. Si él no había salido de Portland (Oregón) en años y nunca había estado en España, ¿cómo era posible que una huella del pulgar de su mano derecha hubiera aparecido en la furgoneta abandonada en Alcalá de Henares por los autores materiales de la matanza del 11-M?

La impresión dactilar había sido localizada en una bolsa de polietileno azul, de las de basura, junto a 13 más. La bolsa había sido encontrada en la furgoneta, bajo el asiento del copiloto, con siete detonadores en su interior. Luego, si se identificaba la huella quedaría identificado otro supuesto autor material de la masacre. Y si su propietario era un abogado de EE UU, el 11-M podía conectarse con el 11-S. La policía reunió a sus mejores especialistas en análisis dactilares para aclarar el asunto. Conclusión: la huella no era de Mayfield, sino del argelino Ouhnane Daoud.

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La Comisaría General de Policía Científica, dirigida hasta la semana pasada por Carlos Corrales, se quedó de piedra cuando el FBI detuvo el 8 de mayo al abogado norteamericano, que ha sido defensor en su país de islamistas involucrados en actividades criminales. La huella estaba incompleta, era difícil de comparar, pero en España se seguía buscando a su dueño e incluso se había lanzado a todo el mundo, a través de Interpol, el 19 de marzo.

La policía había encontrado en la furgoneta 55 huellas dactilares: 15 en el vehículo y otras 40 en los objetos que había en su interior. Los análisis revelaron que 29 de ellas carecían "de valor identificativo alguno", seis pertenecían al dueño de la Renault Kangoo y 20 se archivaron como anónimas, aunque seguían bajo la lupa de los investigadores.

"¿Pero estáis seguros de que es del abogado?", preguntaron los científicos españoles a sus colegas de EE UU. La respuesta fue que sí, que segurísimos, porque, según explicaban los federales, disponían de un sistema informático gracias al cual con un trozo de impresión podían hacer una proyección del total del dibujo dactilar.

El FBI mandó su informe pericial y la policía decidió reunir a sus mejores especialistas de las Secciones de Actuaciones Especiales (lofoscopia) y del Sistema Automatizado de Identificación Dactilar (SAID) para confirmar o no que pertenecía a Mayfield. El resultado fue el informe pericial 57-IT-04, concluido el 20 de mayo.

Las huellas que se adjudicaban a Mayfield eran en realidad dos, las número 17 y 20. Estaban en la bolsa de basura (de un tipo que no se usa en EE UU), en las que sus arrugas y dobleces "crean distorsiones que pueden afectar a la continuidad y longitud de las crestas papilares". Lo que pudo revelarse de la huella fue ampliado fotográficamente cinco veces por encima de su tamaño.

Los policías científicos vieron que, en realidad, cinco de las huellas podían pertenecer a una misma mano derecha. Pero sólo estaban más o menos claras dos, que parecían pertenecer a los dedos medio, la número 17, y pulgar de la mano derecha, la 20. El análisis dejó claro que la 17 permitía identificar hasta 14 puntos característicos, es decir, 14 particularidades que sólo pueden estar en una huella dactilar, porque jamás son idénticas en dos individuos. Y ahora era más fácil comparar.

La búsqueda acabó dando resultado. Los agentes encontraron una reseña decadactilar (los diez dedos de ambas manos) de un tal Ouhnane Daoud, un argelino que había tocado el piano (así lo llaman los chorizos cuando les toman las impresiones dactilares) en Albacete el 13 de diciembre de 1993, tras haber sido arrestado por estancia ilegal. Daoud, nacido en Orán (Argelia) el 4 de febrero de 1970 y que finalmente había obtenido una tarjeta de residencia, está en paradero desconocido. La policía sospecha que está oculto en su país. Mayfield ha vuelto a su casa de Oregón junto a Mona, su esposa de origen egipcio, y sus tres hijos adolescentes. Ha pasado 17 días a la sombra.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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