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Los comisarios piden más pedagogía

150 expertos analizan en Vitoria el estado del arte contemporáneo

El arte contemporáneo vive en una grave paradoja: recibe la mejor atención de los medios y el público conoce la última creación, pero las visitas a las exposiciones de vanguardia no responden a las expectativas. El futuro está en la didáctica. Así lo han constatado más de 150 comisarios de arte independientes y conservadores de museos de Europa, América, Asia y Oceanía que han reflexionado durante este fin de semana en el Artium de Vitoria sobre los problemas del comisariado de exposiciones.

El XI Congreso de la Asociación Internacional de Conservadores de Arte Contemporáneo (IKT) ha tenido como fondo la inauguración de Manifesta 5 en San Sebastián. Quizás previendo la idoneidad de estas fechas y la cercanía geográfica, los responsables del entonces recién inaugurado Artium pidieron en el encuentro de hace dos años, que se celebró en Copenhague, que el congreso de 2004 fuera en el museo de la capital alavesa.

Hay que trabajar más los aspectos didácticos, recuperar los elementos no mercantiles del arte

La propuesta fue aceptada por unanimidad, como ha reflejado la nutrida asistencia, con participantes de 21 países. Entre los congresistas se encontraban representantes del MOMA de Nueva York, el Stedelijk de Amsterdam, el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres o la Kunsthaus de Zórich.

Pero además de disfrutar con la Manifesta, el Guggenheim o el propio Artium, los asistentes han tenido tiempo de debatir sobre los problemas de un oficio que ha alcanzado la categoría de director de orquesta. Un trabajo que, además de lo relacionado con la práctica artística, cada vez está más ligado a las relaciones públicas, el marketing o la gestión económica.

Precisamente, los debates abiertos al público han tratado sobre las coherencias y las contradicciones en el comisariado de exposiciones, una tarea que el suizo Harald Szeeman llevó a un protagonismo total en la Documenta 5 de Kassel en 1972. Szeeman propuso para aquel evento la figura de un director artístico casi todopoderoso que diseñase toda la muestra bajo su criterio. No tardaron en surgir críticos ante esta autoridad del comisario, como los que abogan por direcciones colegiadas, como ocurre en la Manifesta, o por exposiciones en las que el comisario interviene casi tanto como el artista, lo que recuerda la labor de tantos productores musicales o de cine. Las virtudes y defectos de estas distintas orientaciones centraron parte del congreso.

"Pero el verdadero problema en todos los continentes es el público", dice el comisario independiente Frack Larcade, moderador de uno de los debates.

Hoy en día la presión de los patrocinadores privados y las instituciones públicas obliga a que el éxito o el fracaso de una muestra dependa de la resonancia en los medios de comunicación como único reflejo de su trascendencia social. Hubo quien llegó a relacionar el fenómeno con las revistas del corazón, como hizo con ironía el artista catalán Antonio Ortega. Como mucho, se estima el número de visitantes. Nada que ver con la creación artística. "Quizás por ello, la conclusión que se ha desprendido del encuentro es que hay que trabajar en los aspectos didácticos, en las visitas organizadas, en recuperar los aspectos no mercantiles del arte contemporáneo", resume Larcade.

Un aspecto del congreso de comisarios de arte contemporáneo en el Artium.
Un aspecto del congreso de comisarios de arte contemporáneo en el Artium.PRADIP J. PHANSE

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