Reflexiono
Como es jornada de reflexión me salgo de mis costumbres: y pienso. Si no lo hiciera, creería votar lo mejor para Europa, por una constitución muy abierta, unos programas muy sociales y unos políticos muy inteligentes. Me cuesta trabajo. Algunos, más patriotas, pensarán en lo que conviene más a España. Pienso, y pido perdón, que lo que votarán los españoles es, otra vez, entre el PP y el PSOE; incluso llegarán a abstraerse y creer que votan entre izquierda y derecha. Muchos lo harán, todavía, sobre viejas mentiras o nuevas propagandas. Dudo de si votaré, porque Europa se hará aparte de estas elecciones y del parlamento que salga, porque no es decisivo, para eso se reúnen los grandes y los ricos. ¿Qué me importa a mí? Prácticamente, nada: no creo en las democracias occidentales por cómo actúan, por la lejanía que muestran de sus ciudadanos y la poca capacidad que tienen de intervenir éstos en su gobernación: el arrebato de las últimas generales, ante un flagrante delito de mentira de uno de los partidos, y la confusión de su Gobierno, y la sensación del español de que estaba sufriendo las consecuencias de una guerra que nadie quiso pero el Gobierno hizo, y demostró la falsa democracia; ese arrebato no tiene por qué repetirse. Pero sí refrendarse. No son para eso, de acuerdo, pero como yo soy dueño de mi voto, según un principio inmutable y legal y legítimo, lo empleo como quiero: hasta obligan a que reflexione hoy para saber bien por qué lo hago. Y si quiero, mi voto lo envío con un mensaje de protesta: no voto a favor, sino en contra. Voté en las generales, haciendo una excepción, porque entendí que había peligro grave en la autocracia de Aznar, y voté contra Bush rechazando a quien en mi país le representa. Así tengo la convicción de que estas elecciones son conclusión de las anteriores y representan la vaga opción entre derecha e izquierda.
Para mi manera de ser, genética y cultural, la derecha del PP no es tal sino una variedad autocrática, un aznarismo filofranquista; y el partido socialista es una derecha civilizada, inteligente. No creo que el mundo ni Europa hayan variado mucho desde las últimas elecciones: pero hay signos que me ratifican, y ejerceré mi derecho de votar en contra: del aznarismo, del núcleo duro (dicen ellos), de Esperanza Aguirre, de Rajoy y Mayor.
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