La policía cree que una sola persona mató a los guardias civiles de Tráfico

Los mató un delincuente profesional utilizando un arma de guerra. Ésta es la principal conclusión extraída hasta el momento de las investigaciones sobre el ametrallamiento de dos guardias civiles de la Agrupación de Tráfico de La Rioja, Juan Antonio Palmero y José Antonio Vidal, asesinados el pasado miércoles en Castejón (Navarra) por el ocupante u ocupantes del vehículo al que perseguían. Las balas fueron disparadas por una sola persona con un subfusil ametrallador, un arma de uso exclusivo de las fuerzas armadas que no se vende en establecimientos comerciales especializados.

Catorce de las 20 balas disparadas con el subfusil ametrallador impactaron en los cuerpos de Juan Antonio Palmero, de 29 años, y José Antonio Vidal, de 31, que fallecieron en el acto. Los cadáveres de los agentes presentaban 8 y 6 impactos de munición alemana marca Geco automática y calibre 45, un tipo de munición para cuya adquisición, en campos de tiro deportivo o armerías, se exige una licencia especial y requiere siempre la autorización y control previos de la Guardia Civil. Los cargadores tienen capacidad para albergar entre 20 y 30 balas, por lo que pudieron ser disparados por una sola persona, probablemente desde la propia ventanilla del conductor del Suzuki que perseguían los agentes, según creen los expertos policiales.

La investigación forense se demoró más de lo previsto por la necesidad de analizar las trayectorias de los impactos y poder determinar si el origen de todas las heridas correspondió a un solo subfusil o a dos armas, dado que ningún testigo ha podido aún aclarar si fue uno o fueron dos los autores de los disparos.

De acuerdo con la reconstrucción de los hechos, según informa Vasco Press, la patrulla salió a la caza del todo terreno porque cometió una infracción de tráfico, y después de una persecución el conductor del todo terreno redujo su velocidad hasta el punto de quedar casi detenido en el arcén de la carretera N-113, en un tramo situado entre la localidad de Castejón y el cruce de Los Abetos (Valtierra). En ese momento, el coche patrulla se puso a la altura del todo terreno, no se sabe si para adelantarle y situarse en la parte delantera. Fue entonces cuando el perseguido comenzó a disparar con un subfusil del calibre 45 contra el coche patrulla. Los agentes tal vez vieron el arma antes de que empezara a disparar o no fueron alcanzados por los primeros disparos porque el conductor del coche patrulla intentó acelerar para alejarse del agresor. Sólo lo logró unos metros e incluso el agente que conducía metió la tercera marcha en un intento desesperado de poner distancia entre su vehículo y el todo terreno desde el que les estaban disparando.

Rastreos en Bardenas Reales

Durante toda la jornada de ayer numerosas patrullas de las Unidades Rurales Antiterroristas y de tráfico de la Guardia Civil y la Policía Foral de Navarra centraron sus rastreos en busca de pistas en el paraje desértico de Bardenas Reales, una zona deshabitada, con múltiples caminos de tierra y situada en el límite con Aragón, a poco más de 20 kilómetros de Castejón. El motivo es que un policía foral que disfrutaba de una tarde de ocio en el parque natural de Bardenas Reales observó el miércoles sobre las siete de la tarde unas maniobras extrañas de un todoterreno de color oscuro. Cuando regresó a Pamplona y conoció lo sucedido, avisó inmediatamente a los investigadores.

El vehículo, cuya localización se considera imprescindible para poder avanzar en la investigación, podría tener matrícula de Logroño y es de color verde oscuro metalizado, según los datos aportados a los expertos.

Los veinte casquillos hallados en la carretera N-113 donde se produjo el suceso han sido analizados en el laboratorio de criminalística de la Guardia Civil de Madrid para su cotejo con los existentes en la base informatizada del Sistema Integrado de Información Balística, IBIS en las siglas inglesas del sistema. Agentes del laboratorio desplazados a Navarra reconstruyeron las circunstancias del ametrallamiento en una nave del aeropuerto de Noain-Pamplona.

El rastreo de Bardenas Reales no dio resultado y los agentes interrogaron a pastores y agricultores que frecuentan el lugar.

Aunque la Delegación del Gobierno en Navarra mantiene abiertas todas las hipótesis, incluida la terrorista, los investigadores han comenzado a analizar las fichas policiales de miembros de bandas de delincuencia internacional procedentes de países del Este que han participado en los últimos años en ametrallamientos y ataques similares al de Castejón.

Por otro lado, los dos guardias civiles asesinados fueron enterrados ayer. Unas 800 personas acudieron en la localidad malagueña de Cañete La Real al del agente Juan Antonio Palmero Benítez, y autoridades políticas y militares de Gijón y Asturias, encabezadas por el presidente del Principado, Vicente Alvarez Areces, asistieron al funeral del agente José Antonio Vidal Fernández.