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Los escultores de la isla del Guadalquivir de Córdoba reclaman su apertura al público

El Ayuntamiento alega que la CHG no lo permite por ser zona inundable

Los 12 escultores de ocho nacionalidades que participan desde principios de mayo en el I Simposio Internacional de Escultura de Córdoba han exigido que el islote del Guadalquivir en el que realizan sus obras quede abierto al público una vez que estén finalizadas. El Ayuntamiento replicó ayer que los artistas ya sabían que no se podría acceder a la isla al ser una zona inundable, como establece la Conferencia Hidrográfica del Guadalquivir (CHG). José María Serrano, uno de los escultores, lo negó.

Son ya muchas horas, bajo la lluvia en mayo y a 40 grados en estos días, que los autores han dedicado a moldear cada uno de los bloques de piedra de 16 toneladas con martillo y cincel como únicas herramientas, además de andamios. Ése es el trabajo de Nagi Farid, Frederic Gómez, Joaquín Castro, Gaulterio Moceen, Cristóbal Serrano, Antoine Basbous, Majid Jammoul, Fernando Pinto, Jivko Sedlarski, José María Serrano, Lawrence Gundabuka y Mohamed Bajano.

El primer teniente de alcalde, Andrés Ocaña, dijo ayer que los artistas sabían que la zona no se podría visitar al estar "catalogada como zona inundable por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir". El artista cordobés, José María Serrano, lo negó: "Si lo supiéramos, no hubiéramos orientado las obras, como hemos hecho casi todos, para que se vean desde el centro de la isla", argumentó.

Serrano aseguró que, según la información que tienen los artistas, la zona "sólo es inundable una vez cada 50 años y está perfectamente canalizada". Además, propuso: "Si hay riesgo durante algún momento del año, que la isla sea cerrada".

Ocaña sostuvo ayer que la CHG no ofrece posibilidad alguna de que la isla, situada entre los puentes de San Rafael y de Andalucía, se abra al público. Apuntó que lo único que está en la mano del Ayuntamiento es instalar catalejos en la orilla, a unos veinte metros del conjunto escultórico. Para José María Serrano, "una escultura no es para verla con un catalejo, sino apreciar el detalle, para tocarla y apreciar la textura". "Es como poner un velázquez para mirarlo por un catalejo", ironizó.

Siguiendo el curso del río a menos de un kilómetro, entre el Puente de Miraflores y el del Arenal, una pasarela de madera a ras del agua conduce desde una de las márgenes del río hasta el centro del cauce permitiendo el paso a los ciudadanos. José María Serrano dijo que del mismo modo que esta pasarela está ahí, se podría habilitar en la zona de la isla.

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El escultor cordobés, como el resto de sus compañeros, incide en que todo el conjunto artístico está concebido para apreciarlo desde dentro de la isla. Las 12 obras forman una flecha que apunta hacia la Mezquita, "por eso la idea es que ésta se vea de fondo", dijo.

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