Polar, otro paso adelante

A Polar no hay que buscarlos en las listas de éxitos ni en la programación de las radiofórmulas convencionales. En esas coordenadas, sencillamente, no existen. Los valencianos se mueven, más bien, unos pasos por debajo de la segunda división del rock independiente nacional. Allí han desarrollado, contra viento y marea, una carrera que arrancó hace ya una década y que ha dado exquisitos frutos: tres álbumes (el último, titulado Comes with a smile, llegó a las tiendas a mediados de mayo) y cinco epés, además de otros proyectos como el muy celebrado El sueño de Gil Shepherd en el que, de la mano de los realizadores Gabriel Ochoa y Pau Martínez, se dedican a musicar diversas escenas de la historia del cine. Un espectáculo que el pasado año se pudo disfrutar en Cinema Jove y en el Festival Internacional de Cine de Gijón, y que el próximo agosto será repescado por el Festival Internacional de Benicàssim.

Así, Polar se han construido un nombre, una reputación intachable y, a base de grandes dosis de imaginación y tesón, han ido conquistando el corazón de numerosos devotos del pop preciosista y de tinte melancólico, un pop extremadamente detallista que -siguiendo los pasos de Low, Galaxie 500, Yo La Tengo y demás herederos de The Velvet Underground- apela a la sensibilidad del oyente por la vía de las emociones. "Estamos convencidos de que, sin llegar a ser mayoritaria, nuestra música podría llegar a mucha más gente de la que lo hace. No exige un gran esfuerzo por parte del público. El problema es que a la gente le falta curiosidad, criterio, ganas de descubrir cosas nuevas, se conforma con lo fácil, con lo que le ofrecen los medios", explica Jesús Sáez, batería de la formación que completan Miguel Matallín (voz y guitarra), Jesús de Santos (voz y guitarra) y Paco Grande (bajo).

"La nuestra, como la de muchos otros grupos, es una situación agridulce, un tanto ambigua. Hemos llegado a un punto en el que gozamos de cierta repercusión y prestigio, pero, a la vez, somos conscientes de que jamás vamos a lograr vivir de nuestra música. Por otro lado, eso hace que nuestra relación con ella sea más apasionada y apasionante", añade.

Con Comes with a smile, publicado por el veterano sello madrileño Jabalina Música, Polar han dado un paso de gigante. Además de contar con los servicios de un terceto de cuerdas, la banda registró el disco en los estudios Tabalet de Valencia y viajó a Glasgow. Stuart Nicol y Marcus McKay, componentes del grupo escocés The Zephyrs, fueron los encargados de mezclar y producir las canciones. "Hasta ahora, siempre habíamos controlado nosotros mismos todo el proceso de grabación. Pero no acababan de convencernos ciertas cosas y pensamos que, esta vez, debíamos contar con la opinión y ayuda de alguien ajeno al grupo", dice Sáez.

"Cuando decides darle libertad a alguien para que haga lo que quiera con tus canciones has de estar absolutamente seguro de que su visión de la música coincide por completo, o casi, con la tuya", añade el batería. El resultado, como no podía ser de otra forma, ha estado a la altura de lo previsto. "Ha quedado un álbum más amable que el resto de nuestra discografía, con más melodías y estribillos, y con unos arreglos de cuerda que le dan un fuerte tono cinematográfico y lo hacen más fácil de digerir", apunta.

Gran parte del proceso de preparación y grabación de Comes with a smile, por cierto, ha sido filmado por Gabriel Ochoa y Pau Martínez para elaborar un documental que, previsiblemente, se titulará Polar: home y por el que ya se ha interesado el Festival Internacional de Cine de Gijón. El rodaje concluirá el 26 de junio en la sala Black Note, donde la banda presentará oficialmente en Valencia sus nuevas canciones tras hacerlo en Beasain, Gorlitz y Barcelona. Después, en el mes de agosto, ya tienen asegurada su presencia en el cartel del décimo Festival Internacional de Benicàssim. Polar siguen creciendo.