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El Ayuntamiento ampliará la planta de tratamiento de basuras de Valdemingómez

El Ayuntamiento de Madrid ha emprendido un ambicioso e innovador proyecto de tratamiento y recuperación de las basuras urbanas. La Concejalía de Medio Ambiente ha decidido ampliar en 20.000 metros cuadrados sus instalaciones de Valdemin-gómez con el fin de construir dos enormes digestores (ollas) en los que se fabricará un combustible llamado biogás, que se obtiene a partir de la fermentación de la basura. La Concejalía de Medio Ambiente calcula que con el biogás fabricado en Valde-mingómez se podrán mover en el futuro unos 250 autobuses de la EMT.

Las instalaciones de recepción de basura de Valdemingómez (Vallecas) se crearon en 1978, fecha a partir de la cual comenzaron a recibir miles de toneladas anuales de desperdicios urbanos procedentes principalmente de la capital.

Hace tres años, el más antiguo de los vertederos -en realidad Valdemingómez es un entramado de estercoleros junto a los que se alza una incineradora- fue cerrado, ya que no había espacio físico para acumular más basura en él: almacenaba más de 21 millones de toneladas de residuos y forma una montaña de unos 30 pisos de altura.

La fermentación de la basura produce una serie de gases, entre ellos metano, que se extrae con tuberías y que luego se transforma, a través de un sofisticado sistema, en energía eléctrica. Posteriormente, esta energía se vende a una gran compañía y se introduce en la red pública de suministro eléctrico.

Ahora, el Ayuntamiento ha decidido dar un paso más en el tratamiento de los residuos urbanos de Madrid. Pretende crear su propio combustible con la basura recogida en las calles de la capital. Cada día llegan unas 4.000 toneladas de residuos a los diversos vertederos y plantas de tratamiento de Valdemingómez.

14 días fermentando

El proceso de obtención del combustible comienza con la separación (triaje, en argot técnico) de los restos orgánicos de los inorgánicos. Los primeros son vertidos a un foso y mezclados con agua. Tras 14 días de fermentación a una presión y temperatura continua, se obtiene el citado biogás.

Durante el proceso se desprenden gases como el metano que son tratados mediante un proceso de desodorización (filtros), lo que evitará que aumente el olor en los alrededores de la planta.

Fuentes de la Concejalía de Medio Ambiente calculan que disminuirán en un 37% las emisiones contaminantes al aire gracias a este proceso de tratamiento de los residuos urbanos.

El combustible obtenido en las plantas de Valdemingómez servirá para mover unos 250 autobuses de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) o del servicio de recogida de basuras, según los cálculos del Ayuntamiento de Madrid.

El Consistorio considera que la conversión de los autobuses municipales en vehículos movidos por biogás no resultará problemática, ya que actualmente unos 150 autobuses utilizan el gas natural como combustible y "funcionan a la perfección".

Las obras de las dos nuevas plantas de biometanización (Las Dehesas y Las Palomas) durarán alrededor de año y medio. El Ayuntamiento de Madrid quiere que las obras comiencen tras el verano, ya que en esas fechas estará ya aprobada la declaración de impacto ambiental de las instalaciones, ahora en periodo de información pública.

Compost madrileño

Las Dehesas, según los primeros informes ambientales que han llegado a la Comunidad de Madrid, ocupará unos 13.600 metros cuadrados y tratará 243.000 toneladas de residuos urbanos, mientras que la futura planta de Las Palomas (6.000 metros cuadrados) tratará unas 111.000 toneladas de basuras. Además del biogás obtenido, el Ayuntamiento de la capital elaborará compost (abono) al mezclar parte de las basuras urbanas con restos vegetales y de poda.

Según fuentes del Consistorio, estas dos nuevas plantas costarán unos 34 millones de euros, aunque confía que el 80% de todo el proyecto sea pagado con los fondos de cohesión europeos.

Según los cálculos municipales, de los diversos vertederos de Valdemingómez se llegará a extraer en los próximos años 1.145 millones de kilovatios, lo que permitirá suministrar de energía eléctrica a unas 160.000 viviendas (alrededor de medio millón de vecinos), una población equivalente a la que residirá en la ampliación de Vallecas, Vicálvaro y el distrito de Moncloa.

"Un problema de base"

En las dos nuevas plantas de biometanización de residuos orgánicos que se pondrán en funcionamiento en el centro de Valdemingómez, las Dehesas y las Palomas, se trabajará no sólo con la bolsa verde -en la que se depositan los restos orgánicos-, sino también con la bolsa amarilla, es decir, donde debería haber solamente residuos de envases.

¿Por qué han de buscar en las nuevas plantas residuos orgánicos en la bolsa amarilla? Esta pregunta de Perogrullo la responde Ecologistas en Acción: "Porque la gente no separa correctamente la basura en sus casas", afirma Jesús Pérez, miembro de la ONG. Existe, pues, "un problema de base en los sistemas de recogida y tratamiento de residuos sólidos urbanos en la capital", continúa.

Por ello, los ecologistas proponen que se solucione esta situación. Por una lado, con campañas de información y concienciación para convencer a los ciudadanos de la importancia de reciclar correctamente. Pero, sobre todo, cambiando la base de la recogida selectiva de basuras, que se está centrando en la selección de envases para su reciclaje. "No tenemos datos concretos sobre Valdemingómez, pero en el centro de recogida de residuos de Pinto, por ejemplo, sabemos que sólo la mitad de estos envases se están reciclando", explica Pérez. Por eso, los ecologistas piden que se cambie el contenido de la bolsa amarilla. "Debemos tratar de conseguir separar los residuos orgánicos de todos los demás en una sola bolsa, puesto que representan el 50% de todos los desperdicios que generan los habitantes de una ciudad", insiste.

Por otro lado, Jesús Pérez destaca que, en este momento, los restos orgánicos que se tratarán en las nuevas plantas están muy impregnados de residuos tóxicos, como pintura, herbicida o pilas, lo que hace "prácticamente imposible" conseguir ese compost [abono] de calidad que asegura el proyecto", afirma el ecologista.

Pérez explica que se está recogiendo un porcentaje muy pequeño de estos tóxicos en los puntos limpios de la capital y que el resto acaba con la basura normal. Estos puntos limpios se crearon, además, hace "relativamente poco". Antes, lo que había en la capital eran centros de recogida de reciclaje (CRR), en los que no había ni siquiera "la posibilidad de depositar los residuos tóxicos", asegura Jesús Pérez.

Por ello, piden también que se busquen nuevas soluciones para estos puntos limpios, que se suelen instalar en las afueras de las ciudades. Como, por ejemplo, "llevar un camión al centro de cada distrito, una o dos veces por semana, para recoger estos productos".

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