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Reportaje:FÚTBOL | Eurocopa 2004

Una pretendida fortaleza

Portugal, que nunca encaró un evento de tal magnitud, cuenta con la ayuda de la OTAN y ha invertido 40 millones y movilizado a 20.000 agentes

La seguridad es la prueba más dura a la que se enfrenta Portugal durante la Eurocopa. Nunca el país tuvo un evento de tales dimensiones. Y, además, en un momento internacional muy complicado. La amenaza terrorista siempre fue una preocupación del comité organizador, pero los atentados del 11-M la hicieron más real y... cercana. Con las fronteras cerradas, todas las fuerzas policiales movilizadas y la ayuda de la OTAN, el territorio luso pretende ser en estos días una verdadera fortaleza.

Portugal no figura entre los países amenazados por los grupos radicales islámicos, pero su primer ministro, Durão Barroso, apoyó la guerra en Irak. Por añadidura, aquí están las selecciones de Inglaterra, Italia y España. El comité de seguridad consideró que algunas precisan un refuerzo del dispositivo, que se traduce en una mayor vigilancia de los hoteles en los que se alojan y de sus lugares de entrenamiento. Cada uno de sus miembros tienen una escolta personal que impiden el acercamiento de los extraños. Los desplazamientos entre el hotel y los estadios tendrán recorridos distintos a cada día. Sus partidos contarán con vigilancia extra.

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Hay otra lista que reúne a los conjuntos con aficionados peligrosos. A su frente se hallan Inglaterra y Alemania y detrás Holanda, Croacia e Italia. La policía británica incautó los pasaportes a más de 2.000 hooligans. Además, 22 de sus agentes se han desplazado para ayudar a controlar a sus seguidores. En realidad, los habrá de todos los países para acompañar a sus hinchas. Alemania ha enviado a 18 y Holanda, Italia y España a 12 cada una. Los aficionados españoles no están cuestionados, pero se prevé que sean mucho más numerosos que los restantes.

En los partidos de riesgo, las aficiones de los equipos serán separadas a su llegada a los aeropuertos. Las primeras serán las de Inglaterra y Francia, que jugarán el domingo en Lisboa. Este encuentro fue considerado como uno de los más delicados, por la tradicional rivalidad. Se espera que 30.000 británicos y franceses aterricen en la capital lusa para asistir a esa cita.

Los policías extranjeros colaborarán con los 20.000 lusos movilizados en unos días sin fiestas ni vacaciones. Esta prohibición desencadenó protestas por parte de los sindicatos de las fuerzas de seguridad, que, en general, intentaron aprovechar la Eurocopa para hacer exigencias al Gobierno con la amenaza de huelgas y protestas. En los últimos días, los paros anunciados fueron suspendidos y sólo una de las centrales mantiene la convocatoria de una manifestación para el 14 de este mes. "Ninguna de estas protestas afecta en lo más mínimo a la estructura de seguridad prevista", afirma el general Leonel Carvalho, responsable del comité de seguridad.

Para cada encuentro serán convocados 4.000 policías. Cerca de 1.000 estarán dentro del estadio, ayudados por otros 100 miembros de la seguridad privada. Todos los espectadores serán revisados y pasarán tres controles para entrar en los recintos. Fuera, la tranquilidad de los 10 millones de portugueses y del millón y medio de extranjeros previstos será asegurada igualmente por la OTAN, que controla los cielos con aviones radar Awacs y F-16. Los días de partido, el espacio aéreo será cerrado entre el mediodía y la medianoche. Las ocho ciudades anfitriona tienen además instalado un sistema de vídeo-vigilancia y habrá francotiradores de élite en los puntos estratégicos.

En total, el Gobierno portugués invirtió 40 millones de euros en la seguridad en torno a la Eurocopa, de los cuales 20 se destinaron a comprar nuevos equipos para las fuerzas de seguridad.

Para que nada falle, 1.200 funcionarios judiciales asegurarán el funcionamiento permanente de 20 tribunales. La idea es hacer juicios rápidos a los autores de cualquier tipo de disturbios y proceder a su inmediata repatriación.

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