Un estudio concluye que conducir con acompañantes reduce el riesgo de accidentes

Conducir acompañado reduce hasta en un tercio el riesgo de provocar un accidente de circulación. Si el pasajero es una mujer, esa posibilidad se reduce hasta en un 42%. Esta es la conclusión a la que han llegado seis profesores del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Granada tras estudiar los datos de la Dirección General de tráfico sobre colisiones con muertos y heridos que se produjeron en las carreteras españolas entre 1990 y 1999 en los que uno de los conductores implicados cometió una infracción de tráfico.

Los investigadores se plantearon como objetivo comprobar si existía alguna relación entre el número de pasajeros que viajan en coche, su edad y su sexo, y el riesgo de provocar una colisión entre dos o más vehículos. Para ello seleccionaron de las estadísticas de la Dirección General de Tráfico (DGT) los 143.477 choques con muertos y heridos que se produjeron en la pasada década, provocados por un solo conductor que cometió la infracción que lo causó.

El método puso especial atención en la edad, el sexo y el número de tripulantes del vehículo culpable. Esos datos se compararon con los de los demás vehículos implicados en el golpe que tuvieron un comportamiento correcto según el Código de Circulación.

La conclusión general a la que llegaron es que los acompañantes generan cierto efecto protector que reduce la posibilidad de que el conductor se salte un stop o una línea continua causando así un siniestro de este tipo.

Esa protección, según el estudio, reduce el riesgo de cometer esa infracción entre un 11% y un 31%, especialmente con acompañantes de entre 25 y 64 años. El peligro desciende más aún si el acompañante es una mujer. En ese caso la posibilidad de provocar una colisión con muertos y heridos se reduce entre el 15% y el 42%. La tendencia hacia la máxima protección aumenta con la edad de la pasajera, siendo mayor la que producen sobre los conductores varones las mujeres adultas.

Pero no sólo importa la edad del acompañante. Ese efecto también varía según los años del conductor. "La protección del pasajero es pequeña o casi desaparece cuando el que conduce es muy joven", explica Pablo Lardelli, uno de los profesores de la universidad granadina autores del estudio que establece en los 24 años la edad límite. Entre esa edad y los 18 el buen influjo del acompañante se reduce de manera considerable. Lo opuesto se produce a partir de los 45. Desde esa edad en adelante ese efecto protector alcanza las cuotas más altas.

Uso práctico

El investigador defiende la utilidad de su estudio buscándole un uso práctico en las normas de circulación. "Si una persona adulta como acompañante reduce el riesgo de provocar colisiones, se podría plantear una conducción tutelada o supervisada para algunos conductores", afirma el experto que señala a los jóvenes como uno de los grupos a los que se podría aplicar esta medida. El profesor enviará a la Dirección General de Trafico (DGT) los resultados de su trabajo para que los utilice como crea conveniente.

Las estadísticas reflejan que esa protección existe, pero no explican el mecanismo por el que se produce. Queda por saber cuáles son las acciones por las que el pasajero transmite esa influencia beneficiosa al conductor.

Lardelli explica que de los datos de la DGT, los únicos que han estudiado, no se pueden sacar conclusiones que justifiquen el efecto beneficioso para la seguridad vial. Quizás es que cuatro ojos pueden ver más que dos.