Ironías posmodernas

La vida cotidiana siempre ha sido motivo de inspiración para los artistas fotógrafos y, por supuesto, para los reporteros gráficos. Resulta menos habitual que, tomando como referencia la sociedad posmoderna, se lleve a cabo una puesta en escena, con actores incluidos, de algunas de sus rutinas más sustanciales y se plasmen en enormes fotografías sobre soporte de metacrilato. Un trabajo de esta índole, realizado por Mitra Tabrizian, con el titulo Beyond the Limits podemos verlo en la Sala Elkano de la Fundación BBK. La colección de imágenes en cuestión no se conforma con recrear los hechos; plantea con una carga importante de ironía críticas mordaces a los comportamientos humanos y también a los sistemas de representación de una sociedad que se deja llevar por la imagen, un concepto con frecuencia inexplicable o carente de lógica.

En sus aspectos formales, las imágenes están construidas de manera espléndida. La minuciosidad de los aspectos lumínicos o la disposición de los elementos en la composición parecen buscar la perfección absoluta de la mano de una autora conocedora de las técnicas cinematográficas. Pero, al mismo tiempo, son narraciones condensadas de donde fluyen fuerzas que tratan de remover la energía aparcada en el subconsciente para sacar a la luz sentimientos más humanos. Plantean reflexiones profundas sobre la política, la tecnología, la transformación del entorno industrial, el silencio espiritual o el frío comportamiento de los humanos con respecto a sus semejantes. Podría definirse su obra como una reflexión filosófica sobre eso que se ha decidido calificar como sociedad posmoderna.

Ejemplo de relación fría e incluso absurda la encontramos en la foto de una pareja sentada en el campo y rodeada de ovejas de cartón. En un ambiente puro, diáfano, de estricto respeto al medio ambiente, mientras él se ocupa de su ordenador portátil, ella, con la mirada perdida, sostiene con su mano una copa de vino. Se les presenta uno al lado del otro, pero la actitud propuesta connota un distanciamiento vertiginoso entre ambos. En otro caso vemos a un grupo de personas charlando en una galería de arte, con las paredes vacías, sin un solo cuadro colgado de sus paredes. Una actitud que, según la autora, pone de manifiesto que lo importante para el entramado social que ella critica es "la forma en que se vende una idea, más que la idea en si misma". Si nos remitimos al encuadre de un trajeado hombre negro, descamisado y con la corbata aflojada, dentro de un servicio público, la imaginación se deja llevar por múltiples vericuetos, satisfaciendo de esta manera las intención principal de la autora: hacer reflexionar.