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Bush busca el apoyo del G-8 a su plan del Gran Oriente Medio

El presidente de EE UU trata de recuperar su imagen de líder

El presidente estadounidense, George W. Bush, llegó el domingo por la noche a Sea Island, en el Estado de Georgia, con un doble mensaje para la reunión de los siete grandes países industrializados del mundo (EE UU, Alemania, Japón, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá) más Rusia: Irak va bien y su plan para el Gran Oriente Próximo cuenta con el apoyo de los aliados. Bush tratará en Savannah de reafirmar su condición de líder mundial.

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Condoleezza Rice, asesora de Seguridad Nacional, declaró que Bush "ha conseguido mucho en su viaje a Europa" y dijo que la inminente resolución de la ONU sobre Irak reflejará el entendimiento entre "la coalición multinacional con un comandante norteamericano, por supuesto, y el Gobierno iraquí". La Administración Bush organizó ayer, un día antes del comienzo de la reunión de tres días, varios encuentros con la prensa con pesos pesados de la Casa Blanca, como la propia Rice y Elliot Abrams, asesor especial del presidente y director del Consejo de Seguridad Nacional para Oriente Próximo y Asuntos de África del Norte. Con la máxima de quien da primero da dos veces, el objetivo es ilustrar los avances de la doctrina Bush para Oriente Próximo, ejemplificados en la formación del nuevo Gobierno iraquí. La muerte del ex presidente Ronald Reagan fue evocada en los contactos con la prensa para recordar que Bush se inspira, precisamente, tanto en los valores como en la forma de hablar de Reagan.

Rice, que acompañó a Bush a Europa, explicó que el viaje fue un éxito: "El presidente consiguió mucho en este viaje". ¿Cuál fue el centro de las conversaciones con los líderes europeos? "Todo el mundo sabe que ha habido diferencias en el pasado sobre el tema específico de Irak, pero se ha puesto el foco en avanzar hacia delante hacia un Irak seguro y estable, que puede ser el punto de apoyo para un Oriente Próximo diferente". Según Rice, el intercambio de ideas sobre esa zona ha sido "bueno" y se comparte, dijo, la idea de utilizar el plan del primer ministro israelí, Ariel Sharon, de retirarse de Gaza "para espolear la Hoja de Ruta en la cuestión israelo-palestina".

La Casa Blanca ha preparado a conciencia esta cumbre del G-8 -primera que EE UU organiza desde que Bush es presidente- según las indicaciones de Karl Rove, asesor personal del presidente. Objetivo: robar las dos recomendaciones que John Kerry, el rival demócrata en las elecciones presidenciales de noviembre próximo, había propuesto. La primera, reparar las relaciones de la Administración Bush con los países aliados, dañadas por la invasión unilateral de Irak, y, segunda, acudir a la ONU para obtener una nueva resolución. Bush, que está sufriendo en los sondeos un castigo de los electores por lo que se percibe como graves errores acumulados en la posguerra de Irak, ha utilizado el viaje a Europa -a través de la identificación entre la Segunda Guerra Mundial, cuyas imágenes ha tenido gran espacio en las cadenas de televisión, y la presunta situación actual en Irak- y esta reunión del G-8 para reafirmar su condición de líder preclaro y fuerte.

La representación simbólica de esta operación es el viaje que realizará mañana miércoles el nuevo presidente iraquí, Gazi al Yauar, a Georgia, para entrevistarse con Bush y los demás miembros del G-8. En el programa provisional se da cuenta de que Bush le saludará y de hecho le presentará ante los demás miembros. "El presidente Bush y sus socios del G-8 están muy emocionados con la idea de dar la bienvenida a esta cumbre al nuevo presidente de Irak. Hace tan sólo poco más de un año, Irak estaba gobernado por un dictador malvado. Hoy el pueblo iraquí ha sido liberado, y junto con su nuevo Gobierno interino, los iraquíes están dando sus primeros pasos hacia la libertad", explicó la asesora de Seguridad Nacional.

"Ofrendar un trofeo"

Con ocasión de la cumbre en la ciudad francesa de Evian, en junio de 2003, fue invitada una delegación iraquí. Pero el hecho de que el flamante presidente haga acto de presencia, según fuentes consultadas, indica la necesidad de Bush de "ofrendar un trofeo" a sus socios. Ése es el mensaje en todas las ruedas de prensa, formales o informales. "Su presencia es simbólica pero importante. Se trata de reforzar el mensaje de que el pueblo iraquí recupera su soberanía y se orienta a realizar las primeras elecciones libres. El viaje de Al Yauar es muy apropiado. Ilustra el mensaje lanzado por el presidente Bush de que es necesario apoyar los esfuerzos para democratizar y poner en práctica reformas en Oriente Próximo", explicó un alto cargo de la Administración que pidió permanecer en el anonimato.

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