"Escuché la noticia y supe que mi hijo había muerto"

Daniel Paz Manjón era un deportista. "El día que lo mataron llevaba un pantalón de chándal y una sudadera azul que le habían regalado el 31 de diciembre porque, como voluntario olímpico, había participado en la San Silvestre Vallecana", se acuerda su madre, Pilar Manjón, alta, vestida de negro, con el rostro marcado por la desolación y el llanto. Su hijo, estudiante de segundo curso de INEF, fue asesinado en el tren que los terroristas dinamitaron en el Pozo del Tío Raimundo.

"Yo estaba en mi casa. Eran las ocho menos cuarto. Entonces escuché la noticia en la radio y supe que mi hijo había muerto y lo supe porque me lo dijo el corazón, me lo dijo... Sólo tenía 20 años". Pilar recuerda cada detalle: "Cómo me iba a olvidar, cómo. Hasta me acuerdo de que Dani llevaba en la cartera dos entradas para ir a un partido del Torneo Preolímpico de Hockey Hierba que se jugaba en Madrid, esa tarde". España le ganó a Pakistán y se clasificó para Atenas.

Pilar Manjón sigue sin entender cómo las fuerzas de seguridad habían mantenido bajo vigilancia a varios de los autores del 11-M y no hicieron nada. "Si les estaban grabando las conversaciones a los terroristas, algo sabrían, y si lo sabían, mi hijo tendría que estar vivo". Este sentimiento la angustia pero también le da fuerzas: "A mi hijo todavía le queda una estación, la de la justicia, y yo me levanto cada día para pedir justicia para Dani".

Y quiere llegar hasta el final de lo que ella considera justicia. "Voy a llegar todo lo lejos que haga falta y, fíjate si estoy dispuesta, que voy a intentar, lo logre o no, llamar a Ángel Acebes [el anterior ministro del Interior] como imputado porque..." Pilar Manjón se angustia. "Vamos Pilar", la reconviene Cristina Salado, cuyo marido fue asesinado en el restaurante El Descanso, en un atentado perpetrado en 1985.