Washington prepara un funeral de Estado en homenaje al ex presidente Reagan

Con precisión funeraria, las autoridades de Washington ya han diseñado el programa de homenajes y tributos a la figura de Ronald Reagan, el presidente número 40 de EE UU, que murió el sábado a los 93 años. El hombre que remodeló la esencia del Partido Republicano, el político que irritaba a sus detractores por la perfección de su puesta en escena, será enterrado el próximo fin de semana en California después de múltiples actos en la capital. El presidente que mejor entendía y mejor representaba el carácter americano luchó durante 10 años contra una enfermedad de Alzheimer que en su última etapa ya le había apartado de la realidad. "Ya está en un lugar al que yo no puedo llegar", dijo su mujer, Nancy.

Treinta años después de los últimos funerales en Washington por la muerte de un ex presidente, la ciudad se prepara para despedir al inquilino más querido de la Casa Blanca, indiscutiblemente el más popular desde Kennedy. Paradójicamente, una de las últimas ocasiones en las que Reagan acudió a un acto público fue en California hace 10 años para el funeral de Richard Nixon, un presidente oscuro en cuyos actos fúnebres Washington se mantuvo discretamente al margen. La última vez que esta ciudad se despidió de un presidente fue en 1973, cuando falleció Lyndon B. Johnson.

Con Reagan será justo lo contrario. El Air Force One en el que viaja el presidente de Estados Unidos se trasladará a California para recoger el féretro y trasladarlo a Washington entre mañana y el miércoles. Habrá después una procesión fúnebre que partirá en el cruce de la calle 16 con la avenida de la Constitución, justo al lado de la Casa Blanca. Un carruaje tirado con caballos trasladará el féretro hasta las escaleras del Capitolio con decenas de miles de asistentes a lo largo de las dos horas de trayecto.

En el Capitolio "le esperará en pie el Gobierno de EE UU", dijo un miembro del Congreso que participa en la preparación de los actos. Estarán presentes el presidente, el vicepresidente, los miembros de Gobierno, los máximos representantes del Senado y la Cámara de Representantes y los jueces del Tribunal Supremo. En la rotonda del Capitolio estarán también los cuatro ex presidentes de EE UU Gerard Ford, Jimmy Carter, George Bush y Bill Clinton.

La ceremonia estará cerrada al público, pero será retransmitida por televisión, con discursos de los principales asistentes. Después, durante más de 24 horas, la sala del Capitolio con el féretro permanecerá abierta para permitir una procesión de ciudadanos que promete ser multitudinaria.

Al día siguiente, un coche fúnebre trasladará el féretro a la Catedral Nacional de Washington para un acto fúnebre al que asistirán 4.000 personas por rigurosa invitación. La misa estará oficiada por el pastor episcopaliano John Danforth, un ex senador que acaba de ser nombrado por el presidente Bush como embajador ante Naciones Unidas. Se espera allí la asistencia de decenas de líderes mundiales, muchos de ellos presentes en EE UU para la cumbre del G-8 en Georgia.

El viernes, el Air Force One devolverá el féretro a California para una serie de funerales privados y su entierro final en el recinto de la biblioteca presidencial que lleva su nombre en Simi Valley, junto al océano Pacífico.