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Britney Spears se corona como la reina adolescente de un colorista Rock in Rio

Los asistentes del festival suman 380.000 y los organizadores anuncian que volverá a Lisboa en 2006

No es una adolescente, pero arrasa entre ellas. Britney Spears se coronó como la reina de la jornada pop del Rock in Rio, un festival temático que el sábado deparaba un menú fundamentado en el pop juvenil y colorista. Más de setenta mil personas, en buena medida jovencitas, dieron alas a un festival que en su segundo y último fin de semana ha remontado su titubeante inicio. Con Britney Spears, triunfaron también a lo largo de la jornada Sugababes, Black Eyed Peas y el ídolo local João Pedro Pais. Además, ayer se informó de que la asistencia total, incluyendo las 90.000 personas que se esperaban anoche, es de 380.000 espectadores en las seis jornadas del festival, que en 2006 volverá a Lisboa.

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En hora y media, Britney Spears tuvo tiempo para mostrar que últimamente no hace tanta gimnasia y que la diferencia entre un pase de lencería y uno de sus conciertos es cuestión de detalle. Se cambió unas cinco veces de vestuario y en todos los casos mostró tantos centímetros de piel como pudo. Sin la clase y personalidad de Madonna, Britney Spears sí pasa por encima a Christina Aguilera, pero sigue de lejos a la maestra indiscutible, una Madonna que baila mejor, canta mejor y que sería icono aun pesando 20 kilos más. A Britney, los kilos ya empiezan a acosarla, pero éste es un problema que supera montando un espectáculo en el que se suceden los números coreográficos sin solución de continuidad, lo que la conduce a hacer playback en más de una ocasión. Todo sea por el espectáculo.

El show que ofreció no destacó ni por su originalidad, ni por su fuerza, ni por su imaginación, pero cumplió las expectativas del público concentrado en la Ciudad del Rock. El pop pellizcado con funk brilló por medio de temas como Toxic, Overprotected, You drive me crazy, The hook up o Slave for you, pieza en la que estampó un tórrido beso con achuche incluido a uno de los bailarines, a quien también simuló someter a una relación sexual. Se movió por escena con la seguridad de una reina vestida de gala, evidenciando que el modelo de comportamiento que brinda a los adolescentes se fundamenta en dos valores: el consumo y la sexualidad.

A estos elementos, añaden Sugababes una tercera característica: la variedad racial. En un mundo abierto a la diversidad, quienes idearon el trío debieron de pensar que estaría bien que hubiese variedad de razas entre sus componentes, de manera que en Sugababes hay una chinita, una blanquita y una negrita. Todas iban vestidas con la misma marca de productos deportivos, de suerte que no se sabía si aquello era un escenario o la planta de deportes de unos grandes almacenes. La actuación del trío británico no tuvo historia, pues su pop de diseño apenas tiene brillo. En eso son sinceras, Sugababes es un producto tan cosificado como un chándal. El hip-hop amable de Black Eyed Peas también tuvo su momento de gloria en el escenario central, rematando una jornada de pop de consumo cuyo desarrollo volvió a cuestionar el escenario Raíces, un espacio donde el público simplemente no va porque este festival es sólo para las estrellas.

En este escenario actuó, por la tarde, Javier Ruibal, sobreponiéndose con sus excelentes canciones y su estupenda interpretación al disgusto de venir al mayor festival del mundo para que te escriban mal el nombre en el cartel, Rubial, y te vean cuatro gatos. Eso sí, Javier acabó su concierto por bulerías y se permitió varias bromas sobre Britney, en quien seguro no pensaba al cantar "la noche no tenía fin entre tu cuerpo y tus caderas".

Britney Spears, durante su actuación en el festival Rock in Rio.
Britney Spears, durante su actuación en el festival Rock in Rio.ASSOCIATED PRESS

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