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La Europa de los 25 y su dimensión social

En un hecho histórico sin precedentes, desde el pasado 1 de mayo la Europa de los 15 ha pasado a ser la de los 25: tenemos una Unión Europea más extensa; con más ciudadanos, 455 millones; con más trabajadores, su fuerza laboral se ha incrementado en un 20%; una Europa que se tendría que entender más fuerte política y económicamente hablando; una Europa que debe ser más libre y más democrática; y, lo que es un deseo y una necesidad, una Europa más unida y más justa. Pero también, es una Europa donde podremos apreciar más diferencias sociolaborales y económicas entre los países que la componen y, además, en una dimensión hasta ahora desconocida.

El que en esta nueva Unión Europea la cohesión social sea una realidad, en todas sus referencias y para todos, dependerá de la voluntad decidida de los gobiernos de los nuevos socios más la de los antiguos miembros, a lo que se deberá añadir, aún más, el esfuerzo de los que en este ámbito tenemos algo que decir y aportar.

Que la valoración que la UGT-PV hace de esta ampliación es positiva, como también la ha hecho la Confederación Europea de Sindicatos (CES), es algo que ya hemos tenido ocasión de manifestar, pero a sabiendas de que esta bienvenida no va a estar exenta de compromisos y retos.

Somos conscientes de que las diferencias a las que nos hemos referido están ahí y que han de ser superadas con el acercamiento de los modelos sociales y laborales de los nuevos socios comunitarios a los nuestros y no al revés, y que ello conlleva desafíos a los que estamos abocados a enfrentarnos de forma inmediata. Sin olvidar, claro está, que también existen diferencias entre los antiguos socios que igualmente hay que reducir, nuestro caso, el de España, es la muestra más próxima.

Desde la UGT-PV creemos que la ampliación debe ser y debe dar respuesta a los desequilibrios sociales de los trabajadores y trabajadoras de los nuevos países socios para su equiparación con la realidad social en la que ahora se van a integrar, y no sólo por un simple principio de justicia social sino porque la Unión Europea ha de ser también la Europa de los derechos sociales y no sólo un sistema de libre comercio. La nueva ciudadanía que se incorpora debe de ser un elemento de bienestar, riqueza y competitividad y no una huída hacia delante, de negocios en busca de condiciones más ventajosas; si no es así, y la distancia social que nos separa no se reduce, de lo que sí estamos seguros es que la ampliación generará desconfianza y hasta resentimiento en toda la Unión. La asunción del acervo comunitario, la incorporación de la Carta de los Derechos Fundamentales (entre ellos los sociales) al mundo laboral y la aprobación del Tratado Constitucional Europeo, y su posterior desarrollo, pueden ser piedra de toque para empezar a dar respuestas y aclarar incertidumbres.

En resumidas cuentas, este sindicato entiende, y es una opinión compartida en toda Europa, que la ampliación no debe significar la aparición de un nuevo Telón de Acero de los derechos sociales y laborales. Es necesario un diálogo social efectivo que implique activamente a todas las partes afectadas en un proceso de equiparación con el modelo de relaciones laborales identificador de un hacer europeo que la ampliación debe extender y consolidar. El discurso de la ampliación no debe reducirse solamente a mercado, a competitividad y a productividad, hay que hablar también, y en voz alta, de la cohesión social y el compromiso que ésta entraña, ya que no se va a entender la Unión Europea ni como europea ni como unión si los valores fundamentales del estado del bienestar, del empleo y de la justicia y participación social no llegan por igual a todos los ciudadanos comprendidos en este nuevo proyecto.

En este estado de cosas es donde se enmarca el llamamiento que ha realizado la CES a los candidatos a las elecciones europeas al compromiso decidido por la Europa Social y de futuro. La participación en las elecciones al parlamento europeo del próximo 13 de junio y el apoyo a los partidos progresistas cuyos programas contemplen sin reservas la construcción de una Europa Social, constituyen una excelente oportunidad que no podemos desaprovechar los ciudadanos de la UE para apostar por la dimensión social de la Europa ampliada a 25 y por una Carta Magna europea -cuya negociación puede que culmine coincidiendo con esta cita electoral- que la UGT respalda aunque hayamos de seguir exigiendo que en la misma se establezcan instrumentos eficaces para conseguir los objetivos del pleno empleo de calidad, la justicia social y la cohesión territorial.

Rafael Recuenco Montero es Secretario General de UGT-PV

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