El PP logra convertir el trasvase del Ebro en eje de la campaña para las europeas

Mariano Rajoy, el viernes en Paterna, y José Luis Rodríguez Zapatero, el sábado en Valencia, situaron las necesidades de abastecimiento de agua para garantizar el desarrollo futuro de la Comunidad Valenciana en el eje de sus intervenciones en los dos actos centrales de campaña del PP y del PSOE para las elecciones europeas del próximo domingo. El PP de la Comunidad Valenciana se apunta así un tanto en favor de su estrategia de partido por hacer del trasvase del Ebro el eje de su campaña, un proyecto que el Gobierno de Zapatero tiene previsto derogar este mismo mes.

Sólo los dirigentes y candidatos de Izquierda Unida, que celebró ayer en Burjassot el acto central de su campaña en la Comunidad Valenciana, evitaron cualquier mención del trasvase y apenas abogaron por extender una nueva cultura del agua que garantice el futuro de las cuencas de los ríos Xúquer y Segura.

Francisco Camps, presidente de la Generalitat, arremetió ayer contra las desaladoras que el Gobierno socialista ha sugerido como alternativa al trasvase. Camps aludió a la planta construida en Carboneras, Almería, la mayor de Europa, y aseguró que está paralizada porque los agricultores rechazan recurrir al agua que produce por su mala la calidad.

La desaladora de Carboneras está paralizada porque las conducciones hasta los invernaderos que debe regar no se han construido. La financiación de esas obras es objeto de debate entre la Diputación de Almeria, en manos del PP, y la Junta de Andalucía, que preside el socialista Manuel Chaves.

Ante la ofensiva institucional contra cualquier iniciativa socialista alternativa al trasvase de aguas del Ebro, Joan Ignasi Pla, secretario general del PSPV, recordó ayer en Alicante a los dirigentes del PP las virtudes del diálogo.

Pla sugirió, incluso, que si fueran necesarios trasvases de agua de otras cuencas, los socialistas los asumirían. Pero calificó como "ignominiosa" la campaña desatada contra unas desaladoras que el PP defendió desde los Gobierno central y balear bajo presidencia de José María Aznar y Jaume Matas como una solución perfectamente viable para resolver los problemas de abastecimiento de agua en las Islas Baleares.