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Tribuna:DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE
Tribuna
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Un año insostenible

La efeméride es una invitación al balance. Hace más o menos un año comenzó una nueva legislatura en el País Valenciano y Blasco hizo desaparecer la Consejería de Medio Ambiente (la primera en la frente), para situar sus competencias bajo el peso del hormigón. Durante este tiempo Blasco se ha mostrado prolífico en leyes. Ha presentado dos de gran trascendencia ambiental: las nuevas leyes de ordenación del territorio y del suelo no urbanizable. La primera totalmente vacía de contenidos y que derogará (si nadie lo remedia) la anterior, mucho más concreta y operativa. La segunda es otra ley regresiva que abre aún más puertas a la urbanización masiva. Son dos poderosos instrumentos que despejan el camino para la ejecución de grandes planes especulativos. Sin embargo Blasco tiene la capacidad de vender todo esto como el summun de la protección del ambiente (y del paisaje).

En el montañoso interior valenciano planean amenazas como el plan general de ordenación forestal, que no aporta nada nuevo en la gestión de nuestros montes, salvo el agravamiento de algunas peligrosas tendencias: va a permitir la apertura de casi 70.000 hectáreas de cortafuegos (camuflados bajo el falaz término de zonas de actuación urgente). El plan eólico supondrá la afectación grave del paisaje y del medio forestal en casi todas las comarcas de interior. El Plan de minería permite la destrucción literal y sin paliativos de algunos de nuestros mejores parajes.

Pero, aparte de leyes, planes y grandes proyectos, es en el día a día donde se percibe la desprotección del Medio Ambiente. Revisemos un pequeño muestrario de agravios repartidos por nuestras comarcas. El vial Cabanes-Oropesa que se está construyendo en los márgenes del Desert de les Palmes pone en grave riesgo una fauna excepcional acabada de descubrir. La urbanización de la Renegà, en Oropesa, acabará con la única pinada en costa rocosa que conservan las comarcas del Norte. Todo esto después de construido Marina d'Or y de poner en marcha los grandes proyectos del aeropuerto de Castellón y de Mundo Ilusión. El Mollet, un enclave de extraordinario valor cerca de Vilafamés está siendo devorado por una gran cantera.

Más hacia el sur existe todo un catálogo de destrozos en las inmediaciones de Valencia. La desaparición de la Huerta por la ampliación del puerto y la temible Copa del América. L'Albufera, cada día más degradada, sufre nuevos recortes en su protección. El maloliente tema de los residuos urbanos sigue sin límite ni solución. La nuclear de Cofrentes bate records de anomalías y sigue acumulando residuos de alta actividad. Ya en las comarcas de Alicante, continúa el rosario de puertos deportivos, nuevos o en ampliación, urbanizaciones litorales y parques temáticos ruinosos, además de ambientalmente impactantes. Si se materializan todos los planes en marcha, los parajes naturales pasaran a ser el jardín privado de las urbanizaciones de lujo.

Sólo tenemos amparado un 6% escaso del territorio por figuras autonómicas de protección, pero los sistemas de propaganda y confusión de Blasco nos pretenden hacer creer que ya se llega al 27%. Se refieren a las zonas LIC aún no protegidas formalmente y afectadas por minas, parques eólicos y puertos deportivos. ¿Qué tipo de protección es ésa? Naturalmente, los parques y parajes no escapan a la degradación. Sólo la justicia (tras iniciativas populares) ha podido detener la barbarie en Pego o en Xeresa. Parajes como Espadà se degradan cada día por talas, por vertidos o por una mala gestión.

¿Y qué decir de la industria, cada vez más ineficiente en el uso de los recursos, con sectores punteros como la construcción, o la cerámica, que tienen un futuro tan negro como el hollín? El transporte se diseña sobre ruedas, por eso el Plan de Infraestructuras Estratégicas se basa en cientos de nuevos km. de carreteras; mientras el tren va a la baja, ante la indiscutible necesidad (¿o no?) del AVE, que consume la mayor parte de los recursos económicos. La atmósfera sigue enrareciéndose (con Kioto al fondo); las aguas subterráneas contaminadas por nitratos o por salinización ya abarcan casi doscientos municipios. Algunos indicadores son rotundos: cada año se vierten 200 nuevas toneladas de hormigón por cada km2 valenciano. ¿Hacia dónde va el medio ambiente de este país? Sostenible, dice Blasco. No, de sostenible, esto no tiene nada.

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Carles Arnal es diputado por EU-L'Entesa.

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