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Entrevista:Tomás Llorens

"El paisaje marca la línea central de gusto entre el Museo Thyssen-Bornemisza y la colección de la baronesa"

Conservador jefe del Museo Thyssen-Bornemisza desde 1991 -algo más de un año antes de su apertura al público-, Tomás Llorens (Almassora, Castellón, 1936) ha estado íntimamente ligado a la museografía de esta pinacoteca desde su instalación en el palacio de Villahermosa, reformado para el efecto por el arquitecto Rafael Moneo. La colección original, de 775 cuadros, quedará ampliada ahora casi hasta el millar con las nuevas 16 salas, que se abren en el nuevo edificio de los arquitectos Manuel Baquero y Francesc Pla.

PREGUNTA. La colección original del Museo Thyssen se ordenó de forma cronológica, agrupando también los cuadros por tendencias o temas. Desde un principio se acentuó la función didáctica de esta colección. ¿Cómo se ha instalado la colección Carmen Thyssen-Bornemisza en estas nuevas salas?

La colección de la baronesa llega a casi mil cuadros
Si el museo es estático, la gente se olvida de él. Ésa es la función de las exposiciones temporales
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RESPUESTA. Hemos querido que estos nuevos espacios sean como un eco del palacio de Villahermosa. Hemos repetido el mismo criterio que se utilizó en la colección original, pero buscando también aquellos puntos en donde se produce una cierta fusión entre las escuelas internacionales, como se dan de hecho en varios momentos de la historia de la pintura europea.

P. ¿Estos cuadros de la colección Carmen Thyssen han sido adquiridos en los últimos años?

R. Son adquisiciones de los últimos quince o veinte años. Algunos de ellos se adquirieron a principios de los años ochenta, pero la mayor parte se compraron desde finales de los ochenta y a lo largo de los noventa.

P. ¿Cuántos cuadros se compraron durante ese periodo?

R. Cerca de mil. Es muy alto el porcentaje de cuadros adquiridos en subasta pública, sobre todo en las grandes casas internacionales como Sotheby's y Christie's. Algunos, pocos, en subastas españolas.

P. Pero la colección de Carmen Thyssen empieza con algunos obsequios del barón. Piezas tan importantes en la historia del arte como el

Mata Mua de Gauguin o La esclusa de Constable.

R. El principio de la colección son cuadros que el barón le regaló a la baronesa. Pero, en realidad, la colección la empezaron a hacer el barón y la baronesa juntos. Decidían entre los dos, uno a uno, los cuadros que les interesaba. Él intervino mucho al principio, aunque a mediados de los años noventa dejó poco a poco de hacerlo. Las adquisiciones se han hecho todas para la colección de la baronesa. La colección histórica se cierra a mediados de los años ochenta, cuando empezaron las negociaciones para su instalación en España.

P. Al principio de este proceso la baronesa era todavía bastante ajena al mundo de la pintura. Luego se fue apasionando por la colección, fue aprendiendo sobre arte y, con ayuda de sus consejeros, se ha convertido en coleccionista. ¿Hay un gusto personal detrás de estas adquisiciones?

R. Sí, de un modo muy definido. Ella continúa bastante el gusto del barón, pero tiene también unas características muy personales. Le interesa mucho el color y la luz en la pintura, por eso el centro de su colección se sitúa en el impresionismo y el posimpresionismo.

P. Y, por lo visto, le gusta bastante el paisaje.

R. El paisaje era el género favorito del barón y creo que es en buena medida el de ella. A la baronesa le gustan los paisajes más animados, con más figuras y donde ocurren más cosas. Pero el paisaje es el género que marca la línea central de gusto de esta colección.

P. ¿Por qué decidieron presentar la colección Carmen Thyssen respetando el orden del resto de la colección?

R. Ésta es una presentación temporal. El objetivo es que el público pudiera apreciar esta colección por separado pero sin perder de vista el conjunto. Y ya que se trata de dos colecciones tan iguales, que están destinadas a fundirse, y antes de que empiece a ser difícil distinguir las contribuciones de las dos colecciones, se decidió mostrar por separado la colección de la baronesa.

P. Además de la presentación de la colección de Carmen Thyssen y la ampliación se expondrá una muestra de pintura catalana adquirida también por ella. ¿Las obras de esa exposición no pasarán a formar parte de este museo?

R. Pensamos que la exposición de pintura española corresponde al Museo del Prado, porque no se encajan con el discurso de este museo, que es más universal. De momento, una selección de pintura catalana de la baronesa estará en depósito en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.

P. ¿Qué papel juegan las exposiciones temporales en la vida del museo?

R. Son fundamentales porque nuestra política de exposiciones guarda una relación muy estrecha con la colección del museo. Casi siempre se trata de producciones propias precisamente con la intención de que se adecuen mejor a la colección. El objetivo de estas muestras es aportar una nueva manera de ver un aspecto de la colección para despertar el interés del público. Si el museo es estático, la gente se olvida de él. Las grandes exposiciones son un invento del siglo XIX y fueron fundamentales para reactivar el interés de las sociedades modernas por el arte. Y esto se ha venido acentuando cada vez más en el siglo XX. Hoy día la historia del arte se hace a través de las exposiciones temporales. Los historiadores del arte debemos ser responsables de nuestra política de exposiciones. Hacer exposiciones temporales implica mover obras de arte, lo que siempre tiene un nivel de riesgo. Y ese riesgo se compensa solamente si la exposición sirve para adelantar en el estudio del arte.

P. Una de las características de la colección del Thyssen es que es muy complementaria de la colección del Prado.

R. La colección Carmen Thyssen-Bornemisza refuerza aún más esa complementariedad, porque los aspectos que más se han desarrollado son los que llenan esas carencias. La pintura holandesa del siglo XVII, por ejemplo, la pintura de las vedute internacionales del siglo XVIII, la pintura internacional del siglo XIX, el impresionismo y el posimpresionismo y las primeras vanguardias del siglo XX. Como se verá ahora en esta nueva colección, esos son los aspectos fuertes que se han desarrollado y que hacían más falta en el panorama de las colecciones públicas españolas.

P. Y es una labor que el propio museo Thyssen ha desarrollado por sí solo. No hay ningún acuerdo escrito sobre el tema.

R. Creo que la política cultural del Estado español, por lo que se refiere a los grandes museos del Estado, sí que es consciente de esa complementariedad y creo que de algún modo los tres museos que formamos el triángulo del paseo del Prado somos muy conscientes de esa complementariedad. Los tres museos somos públicos, nos nutrimos de fondos públicos y, por tanto, es razonable que haya una distribución especializada y un uso racional de esos fondos públicos.

P. ¿Qué significa esta ampliación para el museo?

R. Pasamos de tener colgados 775 cuadros a tener aproximadamente 1.000 cuadros.

P. ¿Quedan muchos en el almacén?

R. No muchos. Nosotros somos un museo que prácticamente no tiene obras en el almacén. Pero eso permite reforzar algunos aspectos de la colección, precisamente los que hacen más falta en España. Como, por ejemplo, el impresionismo. Esta colección aporta un conjunto impresionista realmente importante.

P. Esto puede multiplicar el número de visitantes.

R. Esperamos un aumento de visitantes del orden del 20%. El año con mayor número de visitantes fue de 700.000. Es cierto que tenemos una política de tarifas y de gratuidades distinta a la de los museos nacionales y eso juega a nuestro favor.

Tomás Llorens, conservador jefe del Museo Thyssen-Bornemisza, ante 'La esclusa', de Constable.
Tomás Llorens, conservador jefe del Museo Thyssen-Bornemisza, ante 'La esclusa', de Constable.ULY MARTIN

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