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Reportaje:

El pasadizo secreto de Berlusconi

Una gruta subterránea para proteger la mansión de 'Il Cavaliere' en Cerdeña

Enric González

Villa Certosa, la lujosa mansión sarda a la que Silvio Berlusconi invita a sus amigos políticos y personales, será como el fabuloso escondite del malvado en las películas de James Bond: se accederá a ella desde el mar por una gruta subterránea y ultrasecreta. El helipuerto quedará para emergencias. El nuevo capricho de Silvio Berlusconi, que el Gobierno justifica por "motivos de seguridad" y que los italianos han dado en llamar muelle 007, es secreto incluso para los jueces que investigan la dudosa legalidad de la obra. "En realidad, esa residencia es una alternativa a Palazzo Chigi", sede de la Presidencia del Gobierno, explican los abogados de Il Cavaliere.

Nadie ha podido aproximarse a la gruta de Berlusconi, acordonada por la policía. Algunas informaciones periodísticas aseguraron días atrás que podía acoger submarinos, pero el ministro de Relaciones con el Parlamento, Carlo Giovannardi, lo desmintió en la Cámara de Diputados: "Eso es mentira, cabrán un par de barquitas y nada más", dijo. Imposible verificarlo, porque el muelle 007 es "alto secreto". Que quepan solamente "barquitas" resulta inverosímil, dado que el yate de Silvio Berlusconi mide 50 metros.

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Un parlamentario de la oposición y varias asociaciones ecologistas denunciaron ante los tribunales que la gruta era ilegal, porque la costa de Cerdeña es una de las más protegidas de Italia. El juez requirió los planos, y topó con una negativa por parte de Niccolo Ghedini, el abogado de Berlusconi: "Alto secreto, órdenes del Ministerio del Interior". Ghedini explicó que Villa Certosa era, en cierta forma, uno de los más importantes edificios oficiales de la República Italiana, por la calidad de su propietario y de sus residentes ocasionales (Vladímir Putin y José María Aznar, entre ellos), y que acabaría formando parte de los bienes públicos porque Berlusconi pensaba donarla algún día al Estado.

La gruta, sin embargo, no es la única reforma en marcha en la inmensa finca sarda. Berlusconi se ha hecho construir un anfiteatro de piedra, al aire libre, con capacidad para 400 personas, y un balneario de talasoterapia con cinco piscinas en un desnivel hacia el mar. Esas obras sí son visibles desde lejos, y abundan en irregularidades.

Las autoridades regionales de Cerdeña emitieron una opinión favorable a la construcción el 1 de diciembre de 2003, pero la autorización fue solicitada el 26 de enero de 2004, 56 días después, según señalaba ayer el Corriere della Sera. Es decir, que el Gobierno sardo dijo "sí" antes de que se lo pidieran, y sin conocer los planos. Por otra parte, la licencia municipal de obras fue emitida el 4 de marzo de este año, y dos días después la prensa publicaba ya fotografías del anfiteatro prácticamente terminado: o los albañiles eran superhombres, o se edificó sin permiso.

El mismo "milagro" ocurrió con el balneario y las piscinas. Un mes antes de que se autorizara su construcción, el autor del proyecto, Gianni Gamondi, publicó un catálogo de sus obras en el que figuraban fotografías del balneario de Berlusconi, listo ya para someterse al primer baño de burbujas.

El abogado del presidente Berlusconi, Ghedini, que se precia de haber ganado todos sus casos, declaró al Corriere que los desfases entre permisos y construcción carecían de importancia: "Bah, cuatro piedras". Y justificó el secretismo en torno al muelle 007: "Se puede discutir sobre si era oportuno o no incluir esa obra entre los secretos de Estado, pero el caso es que ya ha sido incluida, y, según nuestro ordenamiento jurídico, sólo tiene derecho a conocer el secreto la sociedad Idra, propietaria legal de Villa Certosa. O sea, nosotros".

Imagen de Villa Certosa, la residencia de Silvio Berlusconi en Cerdeña.
Imagen de Villa Certosa, la residencia de Silvio Berlusconi en Cerdeña.GAVINO SANNA

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