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Reportaje:

El 'mosso' que pide la presunción

El abogado del acusado del doble crimen de Lliçà invoca indefensión y pide a la Audiencia la libertad del agente

Que una persona es inocente hasta que se demuestre su culpabilidad es un tópico legal tan citado como, en ocasiones, ignorado. Los juristas lo llaman presunción de inocencia y es un principio básico del derecho penal. El abogado Angel Lázaro reclamó ayer ese beneficio para su cliente, el agente de los Mossos d'Esquadra Josep Lluís Rua Barreira, acusado de matar a su esposa y su suegra el pasado 3 de mayo en el domicilio familar de Lliçà de Vall (Vallès Oriental).

En síntesis, la defensa sostiene que no hay ninguna prueba clara que incrimine al policía y que, por eso, resulta injusto que esté en prisión. El letrado ha presentado un recurso ante la Audiencia de Barcelona pidiendo que rectifique algunas actuaciones de la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Granollers, Ana Rodríguez Santamaría. La Sección Sexta ha reclamado a la juez que le envíe todas las diligencias para decidir sobre la situación de prisión del policía, pero el abogado reclama también que se levante el secreto de sumario para poder ejercer el derecho de defensa y que la juez tramite el caso por la ley del jurado.

El letrado considera que "un mes después del crimen, con un sospechoso en la cárcel, no tiene sentido el secreto de sumario porque ni se están buscando a más sospechosos ni hay riesgo de que se destruyan pruebas, ni hay nada más que investigar". Los investigadores sostienen que la principal prueba de cargo es la declaración de unos testigos que dijeron que no habían visto al acusado durante la mañana de los hechos en el chalet que se estaba construyendo en una urbanización de Lliçà de Vall. La defensa cree que esos testigos sólo habrían visto el vehículo del acusado si hubiesen salido a la calle porque desde el jardín de sus chalets resulta imposible.

La policía afirma también que en la cocina de la vivienda encontró un cuchillo con restos de sangre, a pesar de que había sido lavado. Esos restos están siendo analizados para cotejarlos con el ADN del acusado. La defensa afirma que "desconoce" este detalle y declina hacer cualquier comentario. Otro indicio son las heridas que tenía el policía en una mano, que se podría haber hecho en un forcejeo con las víctimas. La defensa insiste en que se las causó al romperse el vidrio de una puerta.

Pero más allá de pruebas y versiones, la defensa recuerda que la propia familia de las víctimas no cree que el detenido sea el asesino. El pasado fin de semana, sin ir más lejos, acudieron a visitarlo a la prisión su suegro y dos cuñados.

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