La lucha por el reparto del poder en la UE
El grupo de los grandes, encabezado por Alemania y Francia, rechaza la propuesta de España y la de los 14 países más pequeños
El contencioso más espinoso en el largo camino para pactar una primera Constitución para Europa ha sido y es el nuevo reparto de poder en la UE, que se concreta en cuántos votos, qué peso tendrá cada país en el Consejo de Ministros de la Unión, donde se toman las decisiones. Ese nuevo reparto afecta a España, porque fue el país más beneficiado en 2000 cuando se negoció el vigente Tratado de Niza y toda modificación del mismo le supone una pérdida de poder.
En Niza, España, y de rebote Polonia por tener una población similar, obtuvo 27 votos sobre un total de 345 en una UE con 27 Estados, mientras los cuatro grandes países de la Unión (Alemania, Francia, Reino Unido e Italia) lograron 29 cada uno, sólo dos más que España. Así, las posibilidades de lograr alianzas para aprobar propuestas o bloquearlas no son muy diferentes entre España y los cuatro socios más poblados.
La respuesta final se conocerá en la cumbre de los próximos días 17 y 18 en Bruselas
El proyecto constitucional prevé que las decisiones en el Consejo de la UE serán válidas cuando sean apoyadas por una mayoría de países (más del 50%) que representen al menos a tres quintas partes de la población de la Unión (60%). Con esta combinación 50%-60%, las posibilidades de lograr mayorías suficientes o minorías de bloqueo aumentan para los más poblados, como Alemania (17% de la población del club), Francia (12%) o Reino Unido (12%), mientras disminuyen para los demás. Los tres más grandes pueden bloquear cualquier acuerdo al sumar más del 40% de la población necesaria para frenar una decisión.
España (8,8% de la población europea) y Polonia (7,9%) son los grandes perdedores con esa combinación. Con el sistema de Niza, ambos países pueden bloquear propuestas en asuntos clave de política agrícola o fondos europeos porque suman votos suficientes con sus aliados naturales en esos terrenos.
Ejemplos: Con Niza, España, Italia, Francia y Portugal pueden sumar sin problema los votos suficientes como para bloquear una decisión que les perjudique en agricultura. Tendrían, por tanto, una minoría de bloqueo. Con el sistema propuesto en el proyecto de Constitución, la población total de ese mismo grupo de países no llega al 40% de los habitantes de la UE, que es el porcentaje mínimo para tener esa minoría de bloqueo. Lo mismo ocurre si España se alía con todos los otros 10 países con derecho a recibir fondos regionales europeos (Portugal, Grecia, Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Lituania, Letonia, Eslovenia y Estonia). Con Niza, a esos 11 les sobran hasta 38 votos para bloquear. Con el proyecto constitucional, les falta un 22,3% de la población para la minoría de bloqueo.
Por eso, el Gobierno anterior se encerró en la defensa numantina de Niza y rechazó ese sistema de doble mayoría. Sólo manejó en pasillos la opción de elevar el porcentaje de población al menos hasta el 66,66% (dos tercios) porque así, al descender el porcentaje necesario para la minoría de bloqueo (al 33,4), recuperaba buena parte de sus opciones para impedir acuerdos contra sus intereses. También llegó a citar la opción de llegar al 70% con el argumento de que aún perdía peso, porque para mantener el mismo que con Niza era necesario subir hasta el 72%. La gran diferencia con la situación actual es que el nuevo Gobierno sí acepta el sistema de doble mayoría y ha presentado como propuesta oficial esa combinación de 50%-66,66%.
Alemania y Francia encabezan el grupo de los grandes que se oponen a la propuesta española con el argumento de que será demasiado fácil bloquear acuerdos en la UE y, por tanto, se frenarán avances en la construcción europea. En el otro extremo, los 14 países más pequeños del club rechazan tanto poder para los más poblados y, para compensar, exigen que también aumente el porcentaje de países necesarios para aprobar un acuerdo y disminuya el número requerido para bloquear.
En la actual UE de 25 Estados, la disparidad de población es enorme y, por eso, resulta muy difícil encontrar una fórmula equilibrada. Sólo seis miembros del club (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, España y Polonia) reúnen ya al 70% de todos los ciudadanos de la UE. Por el contrario, los 13 más pequeños (que ya son mayoría numérica) no llegan al 10% de la población total. A medida que se eleve el porcentaje de población, mayor ventaja obtendrán los grandes. Si, por el contrario, se eleva el porcentaje del número de Estados, serán los pequeños beneficiados.
Por eso, las posiciones más extremas en este momento están entre la española (50-66,66) y la de los más pequeños (que van desde 50-50 a 60-60, pero siempre porcentajes idénticos). La combinación de compromiso manejada hoy por Alemania y la presidencia de la UE es 55%-65%, aunque con una doble llave para evitar excesivas ventajas a unos y otros: la alianza mínima para bloquear, pensando en los grandes, será de cuatro países; y ninguna alianza numérica de países, pensando en los pequeños, podrá bloquear si no representa al menos al 15% de la población europea. La fórmula no satisface del todo al Gobierno español, pero sí mejora claramente el poder de España con respecto al proyecto constitucional. Eso sí, los autores del proyecto querían a toda costa una fórmula sencilla. Todo parece indicar que no será así. La respuesta final se conocerá en la cumbre del 17 y 18 próximos en Bruselas.
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