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La noche y la naturaleza inspiran el segundo elepé de Igor Arzuaga

Igor Arzuaga es un cantautor alavés que siente una especial atracción por la naturaleza, como ya mostraba su estreno discográfico. Los textos de su segundo larga duración, Smog (Gaztelupeko Hotsak), una muestra de canción de autor de curso pausado y regusto poético, suman la noche a sus principales fuentes de inspiración. "La noche permite hablar de la nostalgia, de la melancolía. Hablo de la noche y la ciudad como metáfora de la mente humana, me permiten interpretarla desde mi punto de vista", afirma un compositor cuya nueva obra transita por parajes oníricos, ciudades envueltas en la oscuridad y descripciones de "la personalidad de la naturaleza".

El músico de Llodio se considera "un artesano", habla de Smog como "un segundo paso" hacia no sabe dónde y define su grabación como "cansada". "A nivel personal ha sido un proceso duro". ¿Por qué? "Vi Troya en el cine y después leí en el periódico que han destrozado La Iliada. A mí no me apetecía quedarme con la sensación de que yo mismo he destrozado las canciones que había hecho hace mucho tiempo", asegura.

Arzuaga editó su primer disco, Argi izpi bat, hace dos años. Antes, había acumulado experiencia tocando con Exkixu y junto a Mikel Urdangarin.

Más contundente es el estreno de Fjord, lanzamiento que la discográfica guipuzcoana Gaztelupeko Hotsak presenta como ejemplo de "rock potente y básico, sin florituras". Efectivamente, una suerte de rock crudo, guitarrero y con canciones en euskera, protagoniza la primera entrega de un cuarteto formado por músicos curtidos en bandas de corte metálico como Etsaiak, Su Ta Gar y Ekon.

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