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Reportaje:

Nuevas reglas para la banca

En junio se aprueba Basilea II, que exigirá nuevas normas de capital

Íñigo de Barrón

Las normas internacionales de contabilidad (IAS) no son las únicas novedades a las que tiene que adaptarse la banca. Además, también llegará, en diciembre de 2006, Basilea II, una normativa que regula el capital que deben tener las entidades en relación al riesgo que aceptan. Jaime Caruana, gobernador del Banco de España y presidente de este comité, ha jugado un papel clave en el acuerdo.

1990: escándalo y quiebra del Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI), acusado de desviar fondos a actividades ilícitas y blanqueo de dinero.

Jaime Caruana, gobernador del Banco de España y presidente del Comité de Basilea, ha logrado consensos clave para que el acuerdo salga adelante
La década de los noventa fue prolija en escándalos que demostraron que las normas regulatorias eran obsoletas
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1991: desaparición de 450 millones de libras de los fondos de pensiones del Grupo Mirror, que dejó desamparados a miles de trabajadores.

1994: Credit Lyonnais, pérdidas de 165.000 millones de pesetas por mala gestión y sobornos a políticos.

1995: hundimiento del banco de sangre azul de la City, Barings, debido a las actividades ilegales de uno de sus brokers en Singapur, que operó con derivados y provocó pérdidas multimillonarias.

1997: escándalo inmobiliario en el banco alemán HypoBank, que provoca la dimisión de siete de sus directivos por haber trucado la contabilidad y provocar un agujero de 1.000 millones de euros.

La década de los noventa no dio tregua a los supervisores bancarios. Estos y otros casos demostraron que los bancos habían sofisticado mucho sus activos y métodos de trabajo, dejando obsoleta la normativa bancaria vigente hasta ese momento. Las crisis se debían a diferentes problemas de gestión, pero, al final, en todos los casos, la escasez de recursos propios (capital y reservas) era lo que provocaba la quiebra de la entidad. Los supervisores de los países más avanzados coincidieron en que el acuerdo internacional de Basilea de 1988 necesitaba una profunda reforma. En 1990 empezaron a trabajar. Catorce años después, en junio próximo, anunciarán el cierre del acuerdo que supondrá la entrada en vigor de las nuevas reglas denominadas Basilea II. Estas exigencias han sido asumidas por los supervisores de Europa, América del Norte, Japón y parte de Asia, por lo que se aplicarán en todos los países desarrollados.

La recta final ha durado cinco años de trabajo muy intenso, en estrecha cooperación con la propia banca, cuyas aportaciones han mejorado los sucesivos documentos hasta llegar al consensuado alcanzado en mayo, según fuentes del Banco de España. El Acuerdo de Capital, como también se conoce a Basilea II, "es hoy mucho mejor, más rico y ajustado a la realidad bancaria, que al principio del proceso", apuntan estas fuentes.

El objetivo del nuevo acuerdo es mejorar la estabilidad del sistema financiero de forma que genere bancos mejor capitalizados, es decir, con un capital más acorde a su perfil de riesgos, y mejor gestionados.

Basilea II exigirá a los bancos tener un nivel de capital determinado, pero en su espíritu va mucho más allá de marcar una ratio mínima de capital exigible a los bancos. Introduce incentivos para que los bancos mejoren su conocimiento y gestión del riesgo; refuerza el papel de los supervisores bancarios y su coordinación, y aumenta la transparencia para facilitar la disciplina de mercado. El Banco de España ha descartado que esta nueva normativa propicie fusiones entre las entidades.

Una de las novedades de este proceso de negociación del acuerdo ha sido la participación española, poco frecuente en estos foros internacionales. La labor de Jaime Caruana, gobernador del Banco de España, en los últimos años ha sido significativa. La coronación de esta tarea llegó el 11 de marzo de 2003, fecha en la que fue elegido presidente del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea.

El papel de Caruana

Jaime Caruana fue nombrado tras una elección entre los gobernadores de los bancos centrales y los responsables de la supervisión de los países miembros del G-10, en sustitución de William J. McDonough, presidente de la Reserva Federal de Nueva York, que anunció su retiro para el 1 de julio. Ha sido la primera vez que este comité lo preside una persona que no pertenece a un país del G-10, donde están Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido, Bélgica, Holanda y Suecia. En el Comité de Supervisión también se sientan Suiza, España y Luxemburgo.

El mayor peso de Caruana en los principales foros ha coincidido con el crecimiento del BBVA y el Grupo Santander en América Latina, lo que les ha convertido en jugadores globales.

Uno de los momentos de mayor tensión en el seno del comité se vivió en octubre de 2003. Para algunos supervisores, las exigencias de capital podían ser tan elevadas que harían inviable el acuerdo. El 14 de octubre se convocó una reunión bajo los auspicios de Caruana, que logró un consenso para impulsar Basilea.

Los acuerdos estaban a punto de fracasar o posponerse sine die por la oposición de las autoridades estadounidenses y alemanas. Sin embargo, tras la reunión del comité en Madrid, se logró el consenso. La clave fue recoger sugerencias de los banqueros de EE UU. De esta manera, las entidades volvieron a aceptar adaptarse a las nuevas normas en diciembre de 2006. Aun así, se acordó una moratoria de un año para los modelos más avanzados, que sólo utilizarán algunas de las más grandes entidades internacionales (entre ellas, el BBVA y el Santander). Sin embargo, mientras llegan los modelos más avanzados, se adaptarán al resto de normativas.

La clave del acuerdo fue que no se exigirán provisiones por las pérdidas esperadas, sino sólo por las inesperadas. Además, se ha revisado el tratamiento de los créditos concedidos por tarjeta y las técnicas de coberturas de riesgo. Las gestiones de Caruana en pasillos fue clave, según fuentes del sector, para un acuerdo que "simplifica y separa mejor lo que es capital de las provisiones".

Caruana, además, es desde el 3 de junio de 2003 miembro de pleno derecho del Grupo de los Treinta, una organización independiente dedicada al análisis de cuestiones políticas, económicas y financieras.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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