ETA se reestructura e intenta rearmarse para volver a atentar, pese a su declive interno
Los terroristas asesinaron en Navarra, hoy hace 12 meses, a dos policías nacionales
Pueden estar preparando su próximo atentado. Trabajan 24 horas al día para ello. Siguen reorganizándose y entrenándose militarmente, remitiendo cartas de extorsión a empresarios, fabricando nuevos artefactos y dispositivos para la "guerra". Pese a su declive, agotamiento, sensación de infiltración y colapso de estructuras, ahora desdobladas, ETA decidió en su último gran debate interno, celebrado en 2002, que hay terrorismo para rato porque la "lucha armada" es una herramienta útil y, además, debe ser "pedagógica" para "liberar Euskal Herria", según recogieron documentos de la banda.
La reflexión hecha en Santo Domingo por Eugenio Etxebeste, Antxon, ex dirigente etarra recientemente excarcelado, tras la detención de la cúpula de la banda en 1992 en Bidart (Francia) parece más de actualidad que nunca. La advertencia de Antxon, interlocutor en las negociaciones de Argel entre ETA y el Gobierno de Felipe González, sobre el riesgo de perder no sólo la batalla armada sino la política, parece un análisis para la ultima hornada de comunicados y boletines internos de una organización reconvertida al agitprop tras perder efectividad en el frente militar. De hecho, en una de las últimas actas de su comité ejecutivo intervenida en Francia, ETA tilda de "terremoto político" el efecto de su declaración de tregua en Cataluña.
Sólo desde la prudencia es posible analizar la nueva situación de ETA. "Hay que ser prudentes y que los hechos hablen. No olviden que ya ha habido decepciones", dijo el entonces ministro francés del Interior, Nicolas Sarkozy, en su última visita a La Moncloa. Sólo desde el análisis de los datos objetivos de detenidos, incautación de material de guerra, atentados fallidos, estudio del perfil de los activistas y su preparación y proyección y de las armas y explosivos aún en su poder es posible levantar con cierta dosis de certeza las capas de un mundo tan opaco. Y debe resultar muy difícil para los terroristas maquillar las cifras de su particular cuenta de resultados en los últimos ocho años.
En esta etapa, las operaciones del juez Baltasar Garzón contra su entramado político y económico, el cerco legislativo del Gobierno, y la colaboración de Francia y Bélgica y varios países latinoamericanos, sobre todo tras el 11-S, han afectado considerablemente al funcionamiento de los aparatos militar y logístico de ETA. Tampoco es despreciable el colapso que ha supuesto la ilegalización de sus sucesivos brazos políticos.
ETA tiene más presos que nunca en España y Francia (más de 600). La efectividad de sus comandos, pese a sus renovadas intenciones asesinas -nunca tantas personas, grupos sociales e instituciones han estado en la diana- ha sido nula en el último año. Ni un solo muerto. La kale borroka ha pasado del nivel de 1996 (1.113 sabotajes), a 102 el pasado año. En octubre de 2003 y en abril pasado no hubo ni un solo acto de violencia callejera.
En su lenguaje alambicado, que soslaya por principio los resultados mortíferos de sus atentados, ETA proclama incluso su voluntad de "educar" matando. Una de las características de los atentados es que tienen que responder a una "lucha armada pedagógica de fácil comprensión, dejando claro al pueblo que mediante la lucha armada fortalecemos la lucha en pro de la liberación de Euskal Herria", según recoge un documento del último debate. Que pregunten a los familiares de las dos últimas víctimas, Bonifacio Martín Hernando y Julián Envit Luna, policías asesinados el 30 de mayo de 2003 mientras trabajaban en una oficina móvil del DNI en Sangüesa (Navarra).
[Un artefacto casero causó daños materiales en la madrugada de ayer en la sede del PSN de la localidad navarra de Burlada, ya atacada en dos ocasiones anteriores, informa Mikel Muez].
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